Los Fogones de Pistachulín

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Hikari Yakitori Bar

Desde hace unos meses Nozomi tiene un hermanito, Hikari Yakitori Bar, un restaurante informal de ambientación japonesa al cien por cien cuya oferta está totalmente centrada, como no podía ser de otra forma siendo un yakitori bar, en los yakitoris, pequeñas brochetas de los más variados ingredientes, en muchas ocasiones aderezados con salsas y especias y cocinados a la brasa. Es una forma divertida de comer ya que los yakitoris no son grandes y se pueden probar un buen número de ellos, especialmente si se comparten. Para ir abriendo boca y a la espera de que llegasen los primeros yakitoris tomamos como entrantes un poco de Kimchi y unos encurtidos japoneses




El Kimchi, que es un plato de origen coreano consistente en col china fermentada con chile rojo y otras especias, estaba bastante bueno, crujiente, sabroso y bien picantito, no lo pidáis si no os gusta o no toleráis bien el picante. En Japón existe un versión un poco más suave denominada Kimuchi. Los encurtidos japoneses me parecieron más flojos, la verdad es que los he probado mejores en otros sitios. Aunque muchos ya lo sabréis los encurtidos tienen un papel importante en la cocina japonesa y es muy habitual prepararlos de forma doméstica, algo que aquí no solemos hacer.

Llegamos a lo más interesante que son los yakitoris y que llegaron en dos tandas, la primera de ellas con los pescados y verduras y la segunda con las carnes. En esta primera tenemos setas shitake, pulpo, anguila y toro (ventresca de atún)




La verdad es que tengo el defecto casi incorregible de olvidarme de fotografiar el menú (la mayoría de las veces) con lo cual después no recuerdo exactamente el nombre de cada cosa, en éste caso el aderezo de cada yakitori, os pido disculpas. En cualquier caso todos eran magníficos, las shitake estaban deliciosas, con una textura completamente distinta a las que yo cocino...imagino que será por la maceración y por el método de cocción, ligeramente dulces, algo común a estos cuatro yakitoris. El pulpo estaba muy sabroso y tierno, con un aliño delicioso y creo recordar que ligeramente picante por el shichimi togarashi. La anguila, preparada al estilo kabayaki (una de mis debilidades) estaba perfecta, exterior caramelizado y crujiente, interior jugoso. En cuanto a la ventresca aderazada con jugo de yuzu, de una textura muy suave, con mucha infiltración de grasa, estaba espectacular, quizás el mejor de estos cuatro yakitoris aunque todos estaban muy buenos. Creo que se puede elegir entre tres acompañamientos, arroz, kimchi y otro más que no recuerdo en éste momento, el arroz con furikake y alga nori para mi es sin duda la opción ideal, estaba muy bueno y con un muy buen punto de cocción, algo que ya sabéis que se ha convertido para mi en casi una obsesión pero que no es algo caprichoso sino que tiene una importancia crucial en la cocina japonesa y no sólo en el sushi.


En la segunda tanda de yakitoris cometí el descuido de no hacer la foto antes de desmontarlas, en cualquier caso adjunto la foto posterior, pido disculpas por la evidente pérdida de vistosidad




Había de solomillo y de entrecote, ambas carnes tiernas, jugosas y con un excelente punto. Quise probar el wagyu pero no les quedaba, la próxima vez será. El tercero en discordia era el de oreja de cerdo, a la que llamaré la oreja voladora y no por evocación de los cerditos voladores de Diverxo sino porque, en un alarde de impericia a la hora de desmontar el yakitori, más de la mitad del contenido salió disparado y aterrizó en el suelo del restaurante. Creo que si el suelo hubiese sido de tierra habría excavado un agujero y habría escondido la cabeza como las avestruces para sobrellevar mejor el bochorno, al menos no impactaron en la ropa de otros clientes que accidentalmente pasasen por allí. Afortunadamente el camarero supo actuar con mucho tacto, tratando el tema con humor para quitarle importancia pero evitando al mismo tiempo el escarnio. Para resarcirme pedí otro yakitori de oreja y así al menos lo podéis ver entero, servido con un poco de mayonesa




La oreja estaba muy bien hecha, crujiente por fuera y al mismo tiempo con ese punto gelatinoso por dentro que la hace un bocado tan especial. La variedad de yakitoris es bastante grande por lo que ya estoy pensando en probar los que en ésta ocasión se quedaron fuera.

De postre un helado de té verde




, algo que no sé si será psicológico pero que parece que a mi me resulta bastante digestivo. Estaba bien aunque he probado algún otro, además muy recientemente, con un sabor más a intenso a té verde, cosa que por otra parte tampoco gustará a todo el mundo.

Un local de estilo genuinamente japonés donde comer excelentes yakitoris en un ambiente distendido y agradable. Aunque yo acompañé la comida con cerveza disponen también de varios tipos de sake y seguro que sabrán orientaros en vuestra elección si os decantáis por esta bebida. Quizás los entrantes resultan algo básicos, aunque el foco esté puesto en la brasa en mi opinión se podría mejorar en éste apartado para ofrecer una experiencia más redonda.


2 comentarios :

  1. Espero visitarlo en breve ahora q las niñas van a pasar unos días al pueblo

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  2. Aprovechad aunque a los niños les suele gustar el tema de las brochetas, para ellos es como un juego sacar los trozos y comerlos, y no creo que lo hagan peor que yo...

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