Los Fogones de Pistachulín

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Sergi Peris Gastronomic

Teníamos ganas de probar la cocina de éste joven cocinero, que después de pasar por reconocidos restaurantes como Torrijos, Abac, Alejandro del Toro y Kaimus, ha abierto su primer restaurante propio y ha elegido un enclave interesante en la Alameda al lado mismo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. La verdad es que el restaurante es bonito, tiene una decoración moderna y resulta acogedor y cálido, además goza de una luz natural espectacular. Por lo que se refiere a la oferta gastronómica existen tres menús, Sergi, el más básico, Peris, el intermedio y Gastronomic, el más largo y de mayor precio. Ingeniosa utilización del nombre del restaurante, si es que no fue al revés. Vamos a comentar nuestras impresiones sobre el menú Sergi de hace un par de días, dos entrantes, principal a elegir entre carne, pescado o arroz y postre. El primer entrante consistió en unas Judías bobby con cecina y emulsión de tomate y ajo




Llamativo soporte sin duda, la pequeña oquedad que queda entre el cristal y la madera permite que el olor del romero aromatice levemente el plato, aunque en realidad tenías que acercar peligrosamente la nariz a un par de centímetros para percibir tal aroma. Las judías estaban buenas, al dente tras una breve cocción y posterior salteado, al igual que la cecina, en cuanto a la emulsión no tenía un sabor demasiado destacable, recuerdos de salsa romesco, posiblemente por haberse empleado tomate asado, pimentón, pero sin la personalidad de la misma. No acababa de darle un sentido de conjunto al plato, o no acabé yo de captarlo. En cuanto a rebañar la salsa con el pan sobre el cristal no era una gran sensación, no por higiene, ya que presuponemos el cristal limpio, sino por la extrañeza que produce, además no hay barrera alguna que impida a la salsa o cualquier otro elemento del plato precipitarse al vacío ante un mal movimiento con el tenedor.

El segundo entrante es la Alcachofa en texturas



En cuanto a la crema de alcachofa en la base no estaba mal, tenía un sabor muy suave con toques probablemente lácteos que sin embargo restaban protagonismo a la propia alcachofa. Es un producto delicioso pero con un sabor sutil y delicado que a mi personalmente no me gusta mezclar cuando hago una crema salvo con un poco de aceite, pimienta y sal, quizás un poco de lima para darle una leve acidez y/o un poco de miga de pan para hacer un delicioso salmorejo de alcachofa. Buena pero eché en falta más sabor a alcachofa. Sobre la crema medio corazón de alcachofa cocido o al vapor y sobre esta unas láminas de alcachofa frita. Le falta algo de chispa, al igual que al primer entrante, ni sorprenden ni convencen.

En los platos principales el Arroz meloso con fondo de pescado vino en unas cazuelas de hierro



y posteriormente emplatado


Los que preferimos los arroces secos asistimos con impotencia a la proliferación de los arroces melosos o caldosos, sutil es la diferencia, en los menús de mediodía. No se si es una simple moda, ojalá pasajera, o una forma de incluir cazuelas y peroles de hierro a la puesta en escena, lo cierto es que las tendencias en la cocina y su rápida propagación es algo preocupante. El arroz tenía un sabor potente a pescado pero estaba en el límite de lo que consideraríamos salado, algo por cierto nada infrecuente en este tipo de arroces, no se muy bien porqué se tienden a sazonar con excesiva generosidad, en detrimento del sabor y del placer.

El pescado consistió en Emperador, que vino con unas cebollitas confitadas y un salsa que sin duda incluía vino dulce



Reconozco que no es un pescado sencillo de cocinar pero su sabor algo ténue necesita de una salsa que lo  potencie y le de carácter. No era éste el caso, la salsa no aportaba prácticamente nada salvo un cierto dulzor. A esto hay que añadir que el pescado estaba casi totalmente crudo en su mitad inferior, y no creo que se tratase de un juego de texturas...un plato completamente fallido, siento decirlo.

Como postre tomamos Piña a baja temperatura con espuma de coco y helado de litchis.


No se exactamente que se pretendía conseguir con la piña pero lo cierto es que no difería demasiado de una piña cruda y costaba de cortar, estaba dura. La espumita de coco tenía poco sabor a coco, esa es la verdad, y el helado de litchi estaba muy bueno.

Si tuviera que elegir una palabra, o dos, para definir que le falta a la cocina de éste restaurante es "más sabor", arriesgar más, hacer propuestas más atrevidas con sabores más potentes, combinaciones que soprendan un poco. Si eso no cambia, y aunque se solucionen los fallos técnicos evidentes, no encuentro demasiados motivos para volver.

2 comentarios :

  1. Muchas gracias por el comentario, tomamos nota, pero para poder juzgar primero hay que saber. Gracias

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  2. ¿Podrías ser más explícito? En toda valoración hay cierta subjetividad, no pretendo estar en posesión de la verdad sino expresar mis opiniones, explicando el motivo de cada una de ellas. En cambio tu comentario es muy vago, ¿que es lo que debería saber?

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