Casa Camu

Siempre he sostenido que lo mas importante de un restaurante es la comida. Si esto falla, todo lo demas: decoración, trato, precio, etc, no podrán evitar la decepción y el deseo de no volver. Ayer no obstante me sucedió justamente lo contrario.

Foto publicada en Google Maps

Llegamos al restaurante provistos de un cupón de descuento adquirido un par de meses antes en Groupon y después de dos intentos fallidos de reservar ante la gran aceptación que ha tenido la promoción. La oferta a priori era sumamente atractiva.

- 2 platos a elegir de la lista de tostas y ensaladas
- 2 platos a elegir de la lista de sartenes y tablas
- Cerveza de barril ilimitada
- Postre y café

Foto publicada en Google Maps


Todo ello por 25 euros para dos personas. El recibimiento, en un local todavía desierto a las 21:00 (más tarde se llenó) fue de tal gelidez que me hizo pensar que estábamos  ingresando en un gulag. He visto más amabilidad en algunos carceleros de Guantánamo.
Una vez colocados en la mesa que se nos asignó, la camarera, con el entusiasmo propio de un agotado galeote, nos recordó qué teníamos derecho a comer y nos trajo nuestras dos primeras "cañas". Aquí comienzan las consideraciones metafísicas. En mi juventud, una caña era un vaso o copa de alrededor de 25 cl de cerveza de barril. Hemos ido asistiendo en nuestro país a un proceso de progresivo adelgazamiento de la caña, hasta llegar a la grotesca situación actual en la que la cerveza es servida en vasos propios de un chato de vino o en esas diminutas copas en las que se sirve el café con hielo. ¿Motivos? sólo se me ocurre el de la avaricia empresarial, al poder cobrar un precio superior por un "doble", que viene a ser lo que era la antigua caña, a veces incluso un poco menos.
En honor a la verdad hay que decir que no sucede esto en muchos pueblos de nuestra geografía y si en las grandes capitales, como pasa con tantos otros males de la gastronomía actual y también con cuestiones de otros ámbitos.
Pues bien, en el caso que nos ocupa, la cerveza fue servida en unos ridículos vasitos de unos 10 cl.  Tras el primer traguito solicité que por favor se me sirviese en un vaso de mayores dimensiones, ya que de todas formas se podía beber la cerveza que se quisiera. Tras ciertas dudas se me aseguró que mi deseo sería satisfecho... sin embargo al poco tiempo volvieron a aparecer otros dos chupitos de cerveza sobre la mesa. Como pueden imaginar los lectores mi descontento iba aumentando. Vuelvo a hacer mi solicitud, esta vez ya con un poco más de vehemencia, y es en este momento cuando se me confiesa la horrible verdad:
los beneficiarios del cupón de descuento estamos condenados a beber la cerveza en mini dosis y ninguna intercesión, humana o divina, puede modificar esta disposición. Política de empresa.
A estas alturas mi indignación rebosaba ya lo recomendable para la salud y mis protestas fueron tan airadas como inútiles. A todo esto también comimos algo:
  • Tosta de salmón con calabacín y queso brie: una buena tosta, con una buena calidad de salmón y con el sabor del brie potenciado por un leve paso por la plancha.
  • Tosta de solomillo de cerdo con cebolla confitada y pimiento verde confitado: el corte del solomillo, excesivamente fino, no permitía apreciar las propiedades de esta carne. Demasiado confitado le daban un sabor excesivamente dulzón al acompañamiento de la carne.
  • Sartén de setas con taquitos con jamón: vino acompañada por unas excelentes patatas y dos huevos fritos. Suculento y sabroso.
  • Tabla de ternera de añojo: cortada en tiras, la ternera era servida con un gran número de patatas dado (ya no nos cupieron) en un plato que asemejaba una paleta de pintor, con 6 pequeñas dosis de diferentes salsas haciendo las veces de pinturas al oleo. La ternera era tierna y de una calidad más que correcta, lo cual en los tiempos que corren ya es decir mucho.
Una oferta gastronómica sencilla, tradicional, contundente y nada pretenciosa, con bastante buena calidad en los productos y razonablemente bien elaborada que repondrá las fuerzas del más famélico. Pero para los que creemos que las formas son importantes, que la cerveza es una bebida que merece un respeto y que valoramos la libertad  a la hora de decidir que queremos comer y como hacerlo, no es nuestro sitio.
Es una lástima que esta rigidez empresarial, más propia de otros establecimientos de mucha peor ralea, penalice lo que podría ser un buen sitio para una cena informal entre amigos.

6 comentarios :

  1. Haber yo he cenado en ese restaurante y no estoy de acuerdo con lo que dices del trato al cliente desbordan simpatia y calidez, la unica vez que vi un recibimiento como el que dices fue a una mesa que llego 30 minutos tarde(despues de 15 minutos ningun restaurante tiene obligacion de guardar la mesa) y ademas con dos comensales de mas, a los que los camareros se las ingeniaron para colocarlos con el rstaurante lleno. Las cañas si son pequeñas pero son vasos de 20 cl y a la gente con el cupon de groupon se les sirve incluso antes de que el cliente pida otra cuando se la acaba. Por 12,50 euros por persona tio te puedes dar con un canto en los dientes.

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  2. ¿Estás seguro de que son de 20 cl? Yo tengo vasos de 20 cl en casa (comprobado con una jarra medidora) y te aseguro que son más grandes.

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  3. Vamos a ver yo soy una clienta habitual y de hecho aprovechando, la oferta tambien compre groupon,no se a que local fuiste, pero desde luego te puedo asegurar que el personal de C.Camu es muy amable he incluso divertido, con lo de la medida, en serio revisatelo.......... la proxima vez te llevas el vaso de casa y a medir y lo de la tosta....alma de cantaro si te pides confitura de cebolla y de pimiento , no querras que la tosta este amarga, es de cajon.

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  4. yo lo siento pero el autor tiene razón con lo de las cañas...

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  5. a ver, veo que hay opiniones para todos los gustos... Yo me limitaré a exponer la mía. El trato y el recibimiento frío, rígido y, sin llegar a la mala educación, te hace sentir no demasiado cómodo, llegando a pensar incluso que quizá tuviera que ver con el hecho de ir con un cupón de groupon. Solo se "suavizó" cuando al final de la cena nos quejamos, pero a eso ya llegaré.

    Antes de empezar diré que estoy hablando del Casa Camus de Valencia en c/ Conde Altea. El cupón parecía un chollo, pero creo que nos dejamos deslumbrar por el descuento, sin fijarnos si este era real o no... y evidentemente se cayó por su propio peso... Un menu de 63€ por 22 formado por 1 ensalada, 1 sartén, 2 tostas y barra libre de cerveza o 1 botella de vino. Optamos por la botella de vino pq ya ibamos avisados respecto al tema de la cerveza y siendo un sábado noche no teníamos ganas de estar llamándole continuamente.

    El precio real en carta de lo que incluye el menú es el siguiente:
    - ensalada: 6'90€
    - sartén: 7€
    - tostas: hay dos grupos, de 3'90 y de 4€, cogimos una de cada
    - Botella de vino: no figuraba en la carta pero era peleón, he bebido vinos del Mercadona mucho más buenos por un precio de unos 2€. Lo más caro de este vino (sin denominación de origen pero de Valencia) el corcho, seguro. Como referencia, y por ser amable, pondré 4€ que es el precio que tiene en Carrefour un Ribera del Duero aceptable (Ribereño, para más señas)
    - Total de la cena: 25'8€

    Donde están mis otros 37€ de menú?????? Nos pareció indignante y fue motivo de conversación hasta que trajeron la ensalada... En ese momento la conversación y la indignación se dirigió hacia ella...

    La ensalada, pedimos una cesar. 7€ de ensalada que no los vale ni el plano en el que venía. Un plato llano donde la ensalada no llegaba a alcanzar ni la altura del borde del plato. Ridícula, por 7€ en el Tony Romans te ponen una fuente. La lechuga, cortada muy muy finita, el queso en láminas del tamaño de una moneda de céntimo (en grosor y anchura) y trocitos de pechuga del mismo tamaño. La salsa, escasa también, repartida con un dosificador de estos de capuchón, como el del ketchup de mesa. Cara, muy muy cara para la cantidad ridícula, al principio pensamos que a lo mejor tenían unas cantidades predeterminadas para gente con cupón y otras para clientes normales, pero luego nos fijamos en otras mesas y el tamaño era igualmente ridículo (continúa).

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  6. (continuación) La sartén, serranita que llaman en la carta. Con jamón y pimiento verde. Otros 7€. En cuanto al tamaño, nada que objetar, el estándar de este tipo de platos, pero la calidad mediocre. El jamón viene en tacos de un tamaño normal (nada que objetar) pero se les nota resecos en los bordes, como de haberlos tenido ya un buen tiempo cortados. Las patatas no vienen a lo pobre, como debería en este tipo de platos, son patatas cortadas en dados, como las de unas bravas. Estaba buena, pero cara para lo que es, y el tema del jamón le resta muchos puntos.

    Las tostas, una de pechuga de pollo con mostaza y miel (3'90) y otra con ternera, cebolla caramelizada (me la deben pq me venía sin ella), queso curado y mostaza y miel también (4€). De tamaño correcto, según la camarera 22cm, según mi humilde opinión espero que no lo mida todo igual.... La pechuga y ternera cortadas excesivamente finas, y secas. La tosta de pechuga no demasiado buena, además en ambas el pan resta todavía más puntos.. Pan gomoso y al no venir tostado coge humedad enseguida ablandándose, y eso que las comimos nada más traérnoslas. La de ternera algo más buena, el queso potenciaba el sabor, pero en general mediocre. Muy mal la de pechuga y regular la de ternera.

    Y llegado este punto donde la conversación prácticamente se había limitado a poner a parir primero la estafa del descuento del cupón, y luego la pésima calidad de la comida y lo excesivamente cara, mi mujer no pudo aguantarse y le recriminó al camarero, pensamos que debía ser el dueño, cuando vino a retirarnos las cosas el tema del precio del menú. En este punto suavizo la expresión de la cara y resultó todo lo simpático que no fue el resto de la noche. Le recriminamos el hecho de que el menú tuviera exactamente el mismo precio que el que nosotros habíamos pagado por el cupón, que no entendiamos como nos podiamos haber comido 63€ de menu (q no es broma, son 31'5€ por persona)... Empezó a echar balones fuera.. que sí, que era consciente de ello, que no éramos los primeros que nos habíamos quejado, que el no podía hacer nada, que la culpa era de Groupon, que fueron ellos los que fijaron el precio sin descuento (¿?¿?¿?¿?)... En fin, como la conversación se estaba volviendo muy incómoda y llegado ese punto de la noche solo queríamos salir del local (no he mencionado que había un cumpleaños de unas 20 chicas justo a nuestro lado, el local es muy pequeño y podéis imaginaros los gritos y el tono general), simplemente nos despedimos, eso sí, nos dío una tarjeta y nos recomendó que para otra ocasión acudiéramos sin cupón que nos saldría más barato (toma!).

    Evidentemente no pienso volver jamás, y si alguien me pregunta por el local le recomendaré encarecidamente que vaya a cualquier otro sitio, incluso a un McDonals antes que venir aquí. Comida de batalla, apropiada para cumpleaños y despedidas, muy al estilo del Pato Mareao (plaza de honduras) o la lobera de txiki (blasco ibañez) pero con precios superiores.

    Como curiosidad, me llamó tanto la atención que le echara la culpa del precio a groupon que busque en google más descuentos del local... curiosamente todos los que encontré (3) del local de Valencia, seguían la misma proporción... Menú para dos por unos 60 que te dejan en 20 tantos, en cambio, el mismo local (ya q es una franquicia) en Madrid si tiene unos descuentos más razonables (uno de 9'5€ por persona y otro de 19€ en lugar de 39) que cada uno piense lo que quiera, mi opinión personal es que son unos cara duras y unos mentirosos (lo de estafadores me parecen palabras mayores).

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