Feria del Marisco Gallego en Valencia

El pasado Sábado estuve en la edición de este año de la Feria del Marisco Gallego, celebrada en el cauce del río Turia, entre los puentes de las Flores y de Calatrava. Llegamos al sitio en cuestión, protegido por una carpa, con tablones en el suelo y rústicas mesas de madera donde sentarse a comer, atraídos por el irresistible olor de las mariscos dorándose en la plancha, como ratones encantados por la flauta de Hamelín.
La cosa empezó a torcerse desde el principio, en el momento en que nos comunican que no quedaban zamburiñas. Bajón instantáneo. La expectativa de poder comer este bivalvo (tan difícil de encontrar en nuestras pescaderías) fresco, cocinado a la plancha, me mantuvo salivando cual perro de Paulov los días previos. Repuesto a duras penas del tremendo varapalo nos decidimos a pedir lo siguiente:

- Cigalas a la plancha
- Almejas a la marinera
- Empanada gallega de bonito


















Las cigalas estuvieron en mis manos cinco segundos después de entregar el ticket, lo cual significa que ya se habían retirado de la plancha antes de que las pidiera. Aun no se habían enfriado del todo y su sabor era bastante aceptable pero habrían mejorado mucho de haberse comido unos minutos antes.
Por su parte las almejas fueron extraídas de un frigorífico donde reposaban, ya cocidas, en el plato de plástico donde se iban a servir y rociadas con una salsa caliente, para compensar. Esta salsa "marinera" a simple vista consistía en un sofrito de cebolla y tomate con algo de vino blanco, todo ello triturado inmisericordemente para mayor comodidad del cocinero o del oficiante de turno.
La empanada gallega fue, como era de esperar al comerse fría, lo mejor de todo. Una masa muy bien trabajada y un excelente relleno de bonito y cebolla.
A toro pasado se ve siempre todo más fácil....sin duda lo más acertado habría sido pedir marisco cocido (gambas, nécoras, buey de mar, bogavante, etc), que no necesita prepararse inmediatamente antes de ser consumido.

No soy insensible al hecho de que lo masivo de un evento de estas características obliga prácticamente a una producción en cadena de los diferentes platos que se van a consumir, lo que va en detrimento de la calidad.
También admito que el hecho de comer marisco (o cualquier otra cosa) al aire libre o casi, en un entorno festivo y de una forma desenfadada tiene su encanto y puede compensar esta merma de calidad. Pero sólo se justifica si va acompañado de unos precios que podamos llamar populares.
Si miráis la carta de precios os daréis cuenta de que son muy similares, si no en algunos casos superiores, a los precios que os pueden cobrar en un bar de confianza por lo mismo pero cocinado al momento y con más esmero. Juzgad vosotros mismos:



El que sólo se vendiesen botellas enteras de ribeiro y albariño y no copas (o vasos) tampoco puede hacer que mi opinión sea más benévola.
En definitiva, un modelo de negocio en el que prima más el marketing que la relación calidad-precio. Rentable, a juzgar por la gran afluencia de público, pero que de seguir así  a la larga puede dañar la imagen de los maravillosos productos de Galicia.

2 comentarios :

  1. Amigo creo que te equivocas de todas todas, se podia beber vasos de vinos...

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  2. Quizás di con un camarero más despistado de la cuenta, no lo se. Gracias por tu apunte.

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