Min Dou

Es la primera vez que voy a hablar de un restaurante chino ubicado en lo que se ha dado en llamar Chinatown, esto es, la zona de comercios y restaurantes, en su mayoría orientales, anexa a la Estación del Norte de Valencia. Aunque llevo bastantes años siendo un cliente habitual de sus tiendas de alimentación, donde adquiero todo tipo de productos asiáticos, hasta hace poco no me había animado a comer en alguno de los numerosos locales que jalonan la calle Pelayo y adyacentes. Si desconocéis este barrio y su idiosincrasia cultural -y en particular la gastronómica-, os podemos decir que la cocina que os podéis encontrar ni se parece a la de los tristes restaurantes chinos con dragones y farolillos de papel a los que estamos tan acostumbrados -arroz tres delicias, rollitos de primavera, pollo con almendras, etc-, en los que por cierto jamás vi a un oriental comiendo. En Chinatown, la clientela se reparte, en proporciones variables, entre la comunidad oriental residente en Valencia -principalmente la china- y los occidentales que acuden, o acudimos, interesados por conocer una versión mucho más real de la gastronomía china, de una variedad que al principio sorprende e incluso abruma.

Comenzaremos esta andadura hablando de Min Dou, que es, probablemente, de lo mejor que os podréis encontrar -aunque reconozco que es una afirmación aún bastante prematura-. No es, en absoluto, un lugar especialmente cómodo. El espacio está aprovechado al máximo -incluyendo unas enormes mesas circulares con una peana giratoria en el centro para acercarse facilmente el plato del que te quieres servir-, lo que, unido al hecho de que siempre está lleno -si queréis ir será mejor que reservéis-, hace que a veces el ruido sea casi infernal. Tampoco se puede decir que el personal sea especialmente obsequioso, no esperéis un recibimiento entusiasta. Si nada de esto os desanima, ni tampoco os domina la angustia de tener que elegir de una carta casi infinita, quizás os encontréis con algunos platos realmente adictivos. Otros platos están bastante por debajo, por lo que el factor suerte tiene una especial relevancia en este caso. Tras dos visitas, al menos tengo identificados dos platos por los que merece la pena volver, pero seguramente habrá muchos más. Uno de ellos sin duda es la Cazuela de berenjenas con salsa yu xiang.




No tengo la menor idea de lo que lleva esta salsa -aunque trataré de averiguarlo-, pero lo cierto es que le da a la berenjena un sabor inigualable. La berenjena, además, tiene una textura alucinante. Creo que nunca he probado un plato en el que el ingrediente principal fuese la berenjena que me haya gustado tanto. Si hay algún vegano que esté ya salivando siento decirle que lleva un poco de carne de cerdo picada.

El otro imperdible, al menos para mi, es el Cangrejo salteado picante.




Desde luego no es un plato para pusilánimes ni estómagos delicados, ya que lleva guindilla, laurel y jenjibre a cascoporro. Pero el sabor de este cangrejo, de tamaño por cierto nada despreciable, me tiene enganchado. Además de comeros la carne de la patas y las tenazas, podéis chupar la fina y deliciosa capa de rebozado que recubre el exterior del decápodo, y hundir los palillos en su cabeza para recuperar todos sus corales, que mezclados con el misterioso rebozado forman una especie de masa celestial. Si comerse un cangrejo ya es algo en si bastante primario, en este caso se convierte en un acto bárbaro, casi obsceno.

Lamentablemente, y de forma un tanto incomprensible, el nivel se desploma en platos como el Pato al estilo Pekín que probé en la primera visita, o estos Fideos fritos con gambas




francamente sosos y sin ninguna gracia, al final acabamos mojándolos en la salsa de las berenjenas para que tuvieran un poco de sabor. Las gambas por cierto eran lamentables.

Como os decía el nivel es bastante heterogéneo por lo que tendréis que hacer vuestra apuesta y aprender para el futuro, si decidís perseverar. No es mala idea tampoco espiar los platos que se sirven en las otras mesas para ver que tiene mejor pinta.

Seguiremos informando desde el corazón de Chinatown, Valencia.


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