Simple Bar

Hay muchas ocasiones en las que seguramente es complicado juzgar la calidad gastronómica de un restaurante por el menú de mediodía, en el caso de que este lo ofrezca. La necesidad de ajustarse a un presupuesto fijo y, al reducirse las opciones, de ofrecer unos platos que puedan tener una aceptación generalizada, reduce las posibilidades de lucimiento. En cualquier caso, en los gastrojueves hemos probado bastantes veces menús de una calidad más que notable, mi opinión al respecto es que un gran cocinero es, o debe ser, capaz de darle su toque al plato más sencillo, y dejar notas o destellos de calidad que te motiven a repetir y a probar más cosas de su cocina, en un contexto quizás más lúdico y relajado que el que constituyen las comidas en mitad de una jornada de trabajo.
Por cierto, antes de nada querría felicitar al decorador o decoradores responsables de la remodelación del local, ya que el resultado es francamente bonito, limpio y acogedor, en un estilo industrial y nada pretencioso -como ya nos sugiere el nombre del restaurante- que es muy de mi agrado.
El menú tiene una estructura clásica, primer plato, segundo plato y postre. De primero opté por esta crema de berenjena a la llama con cebolla crujiente y queso de cabra.




La crema estaba buena, con un sabor ahumado que resultaba muy agradable, y los dos "toppings" le pegaban muy bien, aunque el queso de cabra me dio la impresión de ser particularmente dulce. La pega que le puedo poner al plato en realidad no es tal sino una consideración puramente subjetiva, y es que yo concibo una crema más como un ingrediente de otro plato que como un plato en sí mismo, me resulta un poco aburrido comer algo con una textura tan uniforme, a pesar del contraste que suponen las guarniciones. Como digo, es simplemente una preferencia personal.
El otro primero que se pidieron algunos de mis compañeros de mesa creo que era una ensalada con lechuga, pollo, tomates cherry, etc, no especialmente llamativa y de la que no quedó constancia gráfica.

Vamos como los segundos, donde yo me decanté por el Marmitako de atún.




Era un día lluvioso en el que apetecía este plato, pero lo cierto es que, como defecto más importante, estaba muy salado, no pude comérmelo. Tampoco el marmitako es una sopa -creo que se aprecia perfectamente en la imagen que este lo era- es un guiso con un salsa más ligada. Y por último el ingrediente principal -en este caso el atún sustituye al bonito- estaba muy seco, ya sea por baja calidad, por sobrecocción o por ambas cosas. Un plato en mi opinión completamente fallido.

Mucho mejor el Arroz meloso con pollo de corral, champiñones y ajos tiernos,




con un fondo muy sabroso y un punto muy bueno del arroz. Puesto que vino en un perol de hierro en una cantidad generosa me serví un plato a pesar de no haberlo pedido, y así suplí un poco el vacío causado por el marmitako.

En cuanto a los postres, hubo disparidad de criterio a la hora de pedir, pero un resultado bastante similar, ya que todos ellos eran muy mediocres, ya sea la Espuma de tiramisú,




el Brownie




o la Tarta de queso




Realmente ninguno tenía el más mínimo interés.

Enlazando con el principio del artículo, una oportunidad perdida, al menos en lo que a mi respecta, por captar mi interés y despertar el anhelo de probar otras cosas en futuras visitas.

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