Lila & Lola

El local, de relativamente reciente apertura, es inaparente, una decoración de estilo rústico, con cestería, sillas de enea, flores secas y artilugios de uso rural, como si estuviésemos en una antigua casita de campo. Los asientos, ya sea las mencionadas sillas o unos bancos de madera con unos cojines demasiado delgados, tienden a ser incómodos. Para algunos probablemente un sitio con encanto, para otros unas instalaciones muy justitas, lo dejo a criterio del lector. La comida del pasado Jueves ha sido, empero, una grata sorpresa. Es cierto que contaba con alguna referencia positiva, en este caso proveniente de mi circulo próximo, pero ya sabéis que eso nunca es una garantía. Acogidos a un descuento promocional, decidimos prescindir del menú de mediodía -de 13 € si no me equivoco- y pedir, directamente de la carta, unos entrantes para compartir y un segundo plato individual.

Me gustó la ensaladilla


equilibrada, sin exceso de mayonesa, con la acidez proporcionada por los encurtidos -para mi esencial- y con el frescor que le da la ralladura de lima, punto este último muy interesante.

Las Tostas de sardina ahumada con verduritas


bastante buenas, sin exceso de sal -que a veces pasa con este tipo de sardinas-, el punto claramente mejorable era la propia tosta, o sea el pan, que en este caso eran una finas tostas de supermercado.

Los Figatells de sepia estaban muy ricos, venían con una salsita de tomate seco y miel


y también cacahuetes picados por encima. Quedaron jugosos y con una buena textura, además la combinación de sabores funciona perfectamente.

Las Albóndigas de ternera al curry rojo


estaban buenas, carne sin añadidos extraños y una salsita ligeramente picante. Yo la habría hecho mas picante pero entiendo la moderación en un restaurante generalista, ya que el publico medio en Valencia es bastante reacio al picante, si la paella llevase chiles otro gallo cantaría...entiéndase esto como una broma, no como una provocación. El cilantro, que a nadie deja indiferente, contentó a los cilantrófilos como yo y fastidió a los cilantrófobos, esto es algo que no tiene solución, es como la calefacción o el aire acondicionado en un espacio con mucha gente, es imposible contentar a todos.

Y llegado el momento de los platos principales, excepto la elección aislada de una Quinoa a la cubana -analogía del arroz a la cubana con quinoa en lugar de arroz y yuca en sustitución del plátano-, el resto optamos por la Costilla de ternera del Valle del Esla


De un aspecto -y también un tamaño- imponente. Al menos en mi caso la grasa estaba concentrada en la parte superior por lo que la pude quitar muy fácilmente para comerme la carne, que estaba sabrosa, tierna y de un bonito color sonrosado. La salsa -en apariencia una demi-glace o salsa española- resultaba perfecta para realzar aun mas el sabor de la carne. La disfrutamos, aunque no pudimos acabarla debido a su gran tamaño. Como posible mejora sugiero poner una pequeña salsera para poder añadir un poco más de salsa conforme vas comiendo la costilla.

Pedimos un par de postres para compartirlos, en el Pastel de zanahoria -también se puede llamar así, no sólo carrot cake...-


el bizcocho me pareció bastante jugoso y no empalagoso, el aroma de las especias se dejaba sentir agradablemente.

Sin embargo el que más me gustó es esa especie de reminiscencia de las meriendas de nuestra infancia que es el Chocolate con pan, aceite y sal.


que no es otra cosa que eso, espesa mousse de chocolate negro, aceite, escamas de sal y trocitos de pan tostado. Un postre que, como nos confesó el camarero, hacía Vicente Patiño -con quien estuvo trabajando- hace tiempo.

Lo recomiendo, comida sin excesivas complicaciones, bien elaborada. Cuentan también con terraza en Antiguo Reino de Valencia. Buena atención, solo falta un poco de comfort, debido a la incomodidad de los asientos, tema perfectamente solucionable.


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