Anoche estuve cenando en La Casa d Tapas, un restaurante coqueto y acogedor situado en la Plaza Mariano Benlliure, en pleno centro de Valencia. El restaurante ofrece un buen surtido de tapas, como su propio nombre indica, y son muy características sus carnes a la piedra que son servidas sobre grandes piedras calientes de forma que es el propio comensal el que la cocina dándole el punto deseado de cocción y de sazonamiento.
Comenzamos la cena con una generosa ración de jamón servida sobre una pizarra y acompañada de pan con tomate. Jamón de magnífica calidad cortado de forma impecable. A destacar también el excelente pan, aspecto al que por desgracia no se le da la importancia necesaria en otros bares y restaurantes.
A continuación nos sirvieron un plato de mejillones con una salsa de tomate ligeramente picante. Salsa muy fina, de sabor absolutamente casero y auténtico, que armonizaba a la perfección con los bivalvos. Una autentica perdición si no sois capaces de evitar la tentación de mojar pan y más pan...
Ya como plato principal nos sirvieron una fantástica merluza con patatas, ajada y verduritas. La gracia y la principal dificultad de este plato estriba precisamente en su sencillez. Me explico.
Es un plato en el que el protagonismo absoluto es del producto, sin subterfugios ni elaboraciones complicadas, de tal forma que sólo se convierte en un plato memorable dándole el punto justo a cada uno de los elementos que lo componen.
Desde luego la cocinera lo consiguió plenamente. Realmente fresca la merluza, tierna, jugosa y en su punto, aderezada con elegancia con la ajada (salsa de aceite, ajo y pimentón). Auténticamente sublimes las patatas, de las mejores que he probado en mi vida. Perfectas las verduritas. Un plato redondo que demuestra sensibilidad y esmero a la hora de tratar los productos.
Como postre y puesto que estábamos ya bastante llenos, optamos por un sorbete de sandía con vodka y hierbabuena. Ligero, refrescante y original, puede ser también un buen pre-postre, esto es, un elemento de "transición" entre los platos anteriores y otro postre más goloso si no sois capaces de terminar una cena sin un trozo de tarta, un poco de chocolate...
En definitiva la cena fue un rotundo éxito a la que sinceramente no se me ocurren peros que ponerle, ya que a las bondades gastronómicas ya comentadas se unen un servicio ágil, un trato familiar y cercano y un precio más que ajustado.
Un local absolutamente recomendable para comer bien en un ambiente distendido y agradable. No os lo perdáis.
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