La cocina búlgara es, a mi juicio, más imaginativa y variada que la rumana, sin destacar tampoco especialmente dentro del panorama de la gastronomía europea y mundial. Sin lugar a dudas el producto estrella es el yogur, sin el cual es imposible concebir la cocina búlgara. No en vano el yogur se empezó a producir justamente aquí alrededor del año 5000 a.c. Los búlgaros están muy orgullosos del mismo y lo emplean en casi todos sus platos, postres o no, e incluso como bebida, el Ayrian, que consta exclusivamente de yogur y agua
Resulta muy llamativa la gran variedad de ensaladas y sopas, frías y calientes, que se pueden encontrar en las cartas de los restaurantes de comida tradicional.
En cuanto a las ensaladas, la más tradicional es sin duda la Shopska, una sencilla ensalada a base de tomate, pepino, cebolla, pimiento crudo y queso sirene rallado.
El queso sirene, que es el que sin duda le aporta personalidad a esta ensalada, es un queso de vaca bastante similar al queso feta pero de sabor más suave y que se vende en curiosos bloques cúbicos. En Bulgaria las ensaladas se aliñan con vinagre y aceite de girasol, lo cual no me sorprende en absoluto pues en el incomprensible e inauditamente largo viaje en tren de Bucarest a Sofia (9 h 30' para unir dos ciudades que distan 300 km) la vista se perdía durante horas en la contemplación de interminables campos de girasoles.
Otra de las muchas ensaladas que se pueden degustar es la ensalada Orchavska, con tomate, pepino, cebolla, pimiento crudo, champiñones, jamón cocido, huevo cocido y queso sirene
Personalmente prefiero el minimalismo y la frescura de la Shopska y como el queso rallado se integra perfectamente con el resto de la ensalada.
En cuanto a las sopas, la más conocida de lejos es la Tarator, sopa fría que se elabora a base de yogur, pepino, ajo, nueces y eneldo fresco
Ni que decir tiene lo refrescante que resulta en verano. Existe una versión más espesa que se suele ofrecer como ensalada y que se denomina Snezhanka. Se trata realmente de una salsa de yogur, casi idéntica al tzatziki de la cocina griega y turca, excepto por las nueces y el eneldo.
En cuanto a los platos principales, como os podeis imaginar, el predominio de las carnes es absoluto. Si habéis leído el articulo anterior, ya sabéis lo que son los Sarmale y las Mititei. En Bulgaria existen platos muy similares bajo el nombre de Sarmi y Kebapcheta respectivamente.
Otro plato popular es la Pekanitza
y que como podéis ver consiste en un enorme filete de cerdo hecho a la brasa y cubierto con pipas de girasol machacadas. Por mi comentario anterior se entiende que se le busquen usos a las pipas. La carne no me acabó de convencer, un poco seca. En cuanto a los acompañamientos, las patatas asadas al eneldo realmente deliciosas, las guindillas asadas de vicio y la ensalada de col y zanahoria lamentablemente demasiado salada.
Es un plato muy típico también la Kavarma, que consiste en un guiso de carne de cerdo y verduras que se sirve en cazuelitas de barro individuales
La que a mi me sirvieron llevaba una capa de huevo cuajado por encima pero creo que es una variante y que la receta estrictamente tradicional no la lleva.
Son muy populares las Musakas. La que yo probé estaba realmente espectacular
El baño de yogur era seguramente innecesario pero ya os he contado que no pueden evitar usarlo de forma prácticamente indiscriminada. He leído que muchas veces se sustituye la berenjena por patata. Sin embargo, esta musaka estaba hecha con berenjena y carne de ternera. La carne de ternera estaba picada a cuchillo en finas láminas, no triturada, con lo que quedaba deliciosamente tierna. Como rasgo distintivo respecto a la tradicional receta griega, además de la sustitución del cordero por ternera, constaté la inclusión de arroz en el relleno.
Los Shashlik, grandes brochetas de carne de cerdo marinada que se hacen a la brasa y que son típicos sobretodo de Rusia, también pude encontrarlos en varias cartas.
Quiero señalar también la gran calidad del pan que servían, si lo pedías, para acompañar la comida
Panecillos individuales de formas cuadradas y de miga tierna y esponjosa, fantásticos.
Las cervezas búlgaras, siento decirlo, son muy mediocres según mi criterio. Despúes de probar las marcas más populares, Kamenitza
y Zagorka
decidí pasarme a las de importación. Mención aparte merece la cerveza que probé en el restaurante Manastirska Margenitza que elaboran ellos mismos, al menos eso me dijeron, y que se sirve desde un enorme depósito metálico que tienen en mitad de su terraza (a la izquierda de la columna)
Cerveza sin filtrar con buenas notas de lúpulo y el carbónico justo, realmente excelente.
Además de los vinos, según los que entienden los mejores de Europa del Este, hay un licor típico que se denomina Rakia, de origen balcánico, que es una especier de brandy obtenido a partir de la destilación de frutas.
En el apartado de dulces el que más arraigo tiene es la Banitsa, especie de pastel o bollo elabora con capas de pasta filo, huevo y queso sirene que constutiye una forma de desayuno muy habitual. A pesar de que su presencia era practicamente ubicua las raciones eran muy grandes y sobre el papel no me resultaba demasiado apetecible por lo que no llegué a probarla. Los Baklava también tienen una fuerte implantación, al igual que en Rumanía. Los que probé tenían una forma más fina y alargada
pero un sabor casi idéntico.
Con esto concluimos nuestro recorrido por estos dos países que son de los menos conocidos en Europa por los turistas españoles y que tienen como algunos de sus atractivos sus muy económicos precios y la ausencia de masificación turística.
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