Nozomi Sushi Bar

Si tuviese que definir en una palabra la experiencia de comer o cenar en Nozomi esta sería elegancia, si fuese en una frase sería "la elegancia de la sencillez". El local es realmente precioso, la madera de color claro, la iluminación y ese origami de "almendros en flor" crean una atmósfera de gran serenidad y comodidad. La comida es, en algunos momentos, de una sutileza que emociona, el producto, la técnica y la sensibilidad se dan la mano para conseguir unas piezas de sushi y sashimi memorables. El servicio y el trato al cliente son una prolongación de la cocina, coordinación milimétrica, control absoluto de los tempos y una atención exquisita. Todo fluye en Nozomi, todo sucede de una forma tan natural que parece fácil, aunque por supuesto no lo es. Si a esto le unimos que, para la calidad que ofrecen, el precio es realmente competitivo, especialmente el del menú degustación, no es de extrañar que sus mesas sean las más codiciadas de toda Valencia, deberéis reservar con una antelación considerable si queréis ir en fin de semana pero la espera os merecerá la pena con creces, sin ninguna duda.

Pasemos a comentar el menú degustación de anoche, que comienza con el único pase en el tenéis que realizar una elección, entre la sopa de miso o la ensalada de algas y pepino -sunomono-. Nos decidimos por la ensalada, que lleva alga wakame, pepino y un sashimi de lubina.


Hay gente a la que no le gusta el alga wakame por su textura, hay que reconocer que su masticación es trabajosa, a mi personalmente me gusta. La ensalada va aliñada de forma muy equilibrada con el típico aliño de soja, mirin, vinagre de arroz y sésamo, un comienzo muy ligero que nos prepara para los platos que están por salir.

Seguimos con el Tartar de salmón con aguacate y huevas de arenque


Salmón de muy buena calidad cortado en trozos medianos para apreciar su textura, las huevas de arenque y la salsa de soja, que se sirve ya en la mesa, le aportan intensidad de sabor. No obstante las cantidades están ajustadas para que el salmón siga siendo el gran protagonista, cualquier amante del salmón como yo a buen seguro que lo disfrutará.

El siguiente pase es uno de los más impactantes, sashimi de calamar, de vieira y de gamba.


Los tres mariscos deben ser extremadamente frescos para comerlos crudos, especialmente el calamar, que de lo contrario puede resultar un autentico chicle, yo por ejemplo para hacer ceviche lo escaldo unos segundos para cambiarle la textura. Este calamar tenía una textura esponjosa increíble y un sabor espectacular, y lo mismo podríamos decir de los otros dos bocados, untuosidad, sedosidad y mucho, mucho sabor. También muy buena el alga codium, que aporta un sabor yodado bastante pronunciado.

El usuzukuri de dorada con aceite de trufa estaba bueno


a pesar de que no me gusta este producto, el aceite de trufa -si la trufa-. No voy a entrar de nuevo en el eterno debate de los aceites de trufa naturales y sintéticos, no tengo porque desconfiar y no voy a hacerlo, simplemente es un aroma que para mi resulta demasiado agresivo.

Entramos en territorio nigiri, con tres pases que rozan la perfección, digo rozar por aquello de concebir la perfección como un ideal formalmente inalcanzable, no porque sugiera ninguna mejora. El primero es el de salmón flambeado con mayonesa japonesa y huevas de salmón.


Delicioso, lo tiene todo, el sabor del salmón, en este caso con el toque ahumado que le da el soplete, la jugosidad que aporta la mayonesa y el toque salino de las huevas. He de reconocer que no fui del todo un buen comensal, ya que la recomendación era comer los nigiris sin salsa de soja -cosa que hice- y con las manos -cosa que no hice-. Un puntito de rebeldía, jeje.

De los dos siguientes nigiris no tengo imagenes, en este tipo de menús muchas veces se producen descuidos así, no es sencillo estar todo el tiempo pendiente de sacar la foto, cuantos mas platos hay mas aumenta la probabilidad de olvidarse de alguno. De todas formas ya os digo que el de jurel -un pescado que me encanta- con aceite de humo -si, aceite con sabor ahumado- estaba sensacional, y lo mismo el de pez mantequilla con trufa -esta vez si con trufa picada-. Bocados intensos y al mismo tiempo delicados, cada uno de ellos un pequeño viaje al valhalla.

Los makis también son de gran nivel


Los de cangrejo con aguacate -cangrejo, no surimi- estaban muy buenos, tenia además algo crujiente dentro que no estoy seguro de lo que era, quizás cebolla frita. Y los de setas shitake, que por cierto creo es la primera vez que como sushi con shitake, mas suaves pero igualmente magníficos. El arroz del sushi, elemento de importancia vital, tenía un punto inmejorable, suelto, perfectamente cocido, y con la cantidad adecuada -que en mi opinión debe ser discreta- de vinagre y de azúcar. No hay cosa que mas odie en el sushi que un arroz pasado, dulzón o superácido.

Los temakis con piel de salmón frita y aguacate están buenos


aunque en mi opinión no tienen el mismo nivel que las piezas precedentes. Quizás les faltaría algo mas de pescado o un elemento que les aporte mayor sabor y frescor.

La cena termina, si así lo deseáis -para mi fue suficiente-, con un helado de te verde muy convincente


que os refrescará el paladar sin haceros olvidar las maravillas degustadas. En mi caso pasé del helado de té al té caliente -también verde- para terminar la velada.

Nozomi es un punto de peregrinación obligado para todos los amantes del sushi de Valencia y alrededores, que nunca defrauda las expectativas -de por si muy altas-, de todos los que, casi con reverencia, cruzan por primera vez sus puertas. ¡¡¡¡¡Banzai!!!!!


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