2 Estaciones

Para un paseante que se lo encuentre de manera casual en su camino es un sitio que pasa desapercibido, ni su exterior ni su interior llama la atención, es un sitio pequeño en el que la cocina y la barra son prácticamente la misma cosa y en el que no hay concesiones a lo superfluo. Sin embargo en este local de apariencia tan neutra se forja día a día una de las propuestas gastronómicas más interesantes de la capital, que ha suscitado reacciones de entusiasmo casi desde su inauguración entre el publico "gourmet" y que ha sido también reconocido por la crítica de forma bastante unánime. Como os podéis imaginar mi curiosidad e interés por conocer 2 Estaciones eran muy altas y también las expectativas creadas, a pesar de lo cual no me ha defraudado en absoluto, al contrario, ha sido una comida brillante e ilusionante, de las que te dejan con ganas de volver pronto y seguir disfrutando del buen hacer y la creatividad de Iago Castrillón y Alberto Alonso. Adentrémonos pues en el menú lo cual nos dará pie a ir comentando algunas de las características de su cocina que a mi juicio son más relevantes.

El primer entrante fue una Coliflor con papada y huevas de arenque


trocitos de coliflor al dente, finas laminas de papada, todo ello recubierto por una espuma de coliflor muy agradable y de textura sedosa y suave gracias al sifón, las huevas de arenque ponían un contrapunto yodado muy acertado. Es un plato bien ejecutado y que me agradó aunque cuando lo comí pensé, y así lo reproduzco aquí, que quizás le faltaba un poco de "punch", de intensidad de sabor.

De las Alcachofas con jugo emulsionado de lacón y yogur de piñones


se pueden decir bastantes cosas, todas ellas buenas. Las alcachofas estaban deliciosas y con una textura completamente homogénea, ni rastro de esa parte fibrosa que a veces resulta molesta, el jugo de lacón aportaba gran personalidad al plato con un sabor potente y un toque ahumado, los piñones aportan cremosidad y me hacen recordar a un clásico, cardos con velouté de jamón y piñones, aunque éste plato me ha gustado bastante más. Muy bueno.

El último entrante es un mar y montaña, Sepia, molleja de ternera y repollo asado


hay varios motivos de que este plato esté tan bueno, la calidad de la materia prima, que cada uno de los tres elementos que lo integran está cocinado de manera perfecta y en su punto, que combinan a la perfección y que como nexo de unión actúa la salsa de tinta, con un toque levemente ácido y picante que redondea la sensación en el paladar. Un  plato que me pediría diez de cada diez veces que lo viese en la carta.

Llegamos a los platos principales, la Bullabesa de pescados del mediterráneo


llega a la mesa con los pescados, sobre los que sobresale un imponente salmonete, acompañados de lo que parece una salsa concentrada de crustáceos y posteriormente el camarero (la camarera en éste caso) vierte el caldo de pescado haciendo uso de unos vistosos cazillos de bronce, o de color bronce al menos. Puro sabor a mar, de nuevo punto óptimo de cocción de todos los pescados, un plato muy fino. Quizás, aunque no se trate de una bullabesa al puro estilo marsellés, se podría haber puesto un poco de rouille que le va muy bien pero tampoco es imprescindible.

El otro principal es una Albóndiga de vaca con ñoquis y champiñones


Es un plato con más intríngulis de lo que parece. Aunque los ñoquis, los champiñones y la salsa están muy buenos, lo verdaderamente destacable es la albóndiga, por su extrema jugosidad, su textura que parece casi una mousse, de nuevo toques ácidos, e incluso dulces por la cebolla, que le aportan más matices y riqueza al plato. En éste caso sin duda puede decirse eso de que con técnicas y conceptos actuales se ha reinterpretado un plato clásico mejorándolo considerablemente.

En el postre de Pera, chocolate y limón


encontramos trocitos de pera y ¡helado de pera!, que yo personalmente creo que no había probado nunca y estaba muy bueno, bizcocho de chocolate y una crema de limón. Creo que éste postre tiene todo lo que más me gusta de los postres, fruta, chocolate y un punto ácido. La combinación además de sabores y texturas es perfecta, resulta ligero, refrescante y adictivo.

Es interesante hacer mención a las esplendidas hogazas que te encuentras en la barra cuando entras y que después puedes probar antes y durante la comida, y están tan buenas que casi os diría que después...




Corteza muy crujiente y miga ultra esponjosa, parece un bizcocho. No soy un experto en pan e igual digo una tontería pero quizás llevaba espelta o algún otro cereal "integral" que le dan ese color y esas propiedades tan interesantes. Como sugerencia, podría estar bien poner un buen aceite de oliva para entretener "la gusa" hasta que llegan los primeros platos. 

Tal y como hemos visto la cocina de 2 Estaciones da la sensación de que tiene muy trabajado el "I + D", nada resulta casual, todo parece tener un porqué. Lo que más me gusta es que todo gira en torno a la búsqueda del sabor, no hay artificios ni una puesta en escena innecesaria. Es muy perceptible el esmero que se pone en cada detalle, hay una tramoya tan sutil y bien escondida que requiere cierta reflexión para poder intuirla. Un sitio en el que disfrutar y aprender, ¿que más se puede pedir?

Publicar un comentario