El pasado jueves hemos aprovechado una nueva edición de Valencia Cuina Oberta para hacer una primera incursión en la cocina que desde hace diez años viene desarrollando Enrique Medina en este restaurante, que toma su nombre de Marcus Gavius Apicius, famoso gastrónomo romano del siglo I d.C., posible autor - existe cierta controversia al respecto - del libro "De re coquinaria". Por cierto, los más aficionados a la gastronomía sabrán que también adopta el nombre de Apicius la publicación gastronómica en papel más importante de nuestro país, que publica Montagud Editores en forma de cuadernos semestrales. Somos conscientes de que el formato de Cuina Oberta tiene ciertas limitaciones a la hora de diseñar un menú para un restaurante creativo, fundamentalmente el precio, hay que tener en cuenta siempre esto a la hora de hacer una valoración global. Sin embargo, si que nos permite hacernos una idea general del estilo de cocina y la filosofía de este chef, y de como su equipo la interpreta y la ejecuta.
El menú comenzó con unos snacks, pequeños bocados para comenzar la comida de una forma divertida y desenfadada. El primero fue un Melón al pil-pil.
bocado refrescante y sutil. Seguimos con una Oliva Negroni
Sabía que el Negroni es un coctel - se mezclan a partes iguales ginebra, bíter y vermú - pero nunca he tomado uno por lo que no puedo deciros si el relleno de la aceituna gordal se asemeja en sabor a un negroni o incuso si es idéntico, es posible que se haya texturizado el negroni con xantana pero es una mera suposición mía. Sea como fuere es un bocado muy agradable, mejor que las aceitunas rellenas de martini que me han servido un par de veces en otros sitios.
El Cacao del Collaret
es una crema de cacahuetes con unos cacahuetes tostados. La crema, a pesar de su sabor contundente, tiene una textura bastante suave y se come muy bien, me gustó, no penséis en esa crema de cacahuete que se vende envasada, y que yo algunas veces compró para elaborar alguna salsa, esto es otra cosa.
El Capuchino de espárrago blanco es, como su nombre ya apuntaba, una espuma ligera.
Me temo que dificilmente podremos conseguir esta textura en casa si no tenemos un sifón. Por cierto, me chocó que el plato se llamase "Capuchino de temporada" ya que yo siempre he asociado el espárrago blanco con los meses primaverales, igual estoy equivocado y hay también espárragos en esta época, no sé. La crema está buena, con mucho sabor a espárrago y en el fondo hay unos trocitos de morcilla que le aportan un contraste de sabor interesante.
El ultimo snack son unas Croquetitas de pescado y marisco
que estaban crujientitas, calientes y muy buenas. Tanto por el sabor como por el color del interior me da la impresión de que llevan un poco de salsa de tomate.
Llegamos a los entrantes, el primero es una Ganache de foie, hummus y sésamo negro
En realidad son más bien varias ganache que se sirven en el plato como cordones paralelos y juntos. Los sabores son inequívocos, el cordón negro es obviamente el de sésamo negro, el adyacente en el centro es el de hummus y los de los extremos son de foie, uno de ellos es más suave y el otro tiene un sabor a foie más intenso. La sensación en boca de los tres elementos mezclados la verdad es que es muy buena, untuosa y apenas pesada a pesar del evidente contenido graso del plato. Lo único que no habría puesto son algunas escamas de sal maldon, ya sabéis que no me gustan, cuando el plato ya está sazonado son innecesarias.
El otro entrante es el Kimchi de rábano 2017
Precisamente el día anterior había visto un video promocional en el que el cocinero habla del rábano, del agricultor que se los proporciona, del plato en si...pero la verdad es que el plato no me convenció, los ingredientes parecen poco integrados, rábano, patatitas, pimiento verde, sepia, cilantro...nada de lo que hay en el plato está mal cocinado o no sabe bien pero el conjunto a mi personalmente no me dice apenas nada. El nombre de kimchi de rábano está un poco cogido por los pelos ya que aunque el aliño picante si que parece el mismo con el que se hace el kimchi ni el rábano ni ningún otro ingrediente del plato está fermentado.
El plato principal fue un Arroz meloso de pescado y mariscos.
Ya sabéis que prefiero los arroces secos, por lo que practicamente sólo como arroces melosos en este tipo de menús cerrados, pero he de decir que este arroz estaba absolutamente impecable en todos los aspectos, perfecto punto de cocción, perfecto de sal - lo cual agradezco mucho porque, ¿cuantos arroces de pescado con más sal de la cuenta nos habremos encontrado? - y con un potente y delicioso sabor a pescado. Sin duda uno de los mejores arroces melosos que he comido, si todos fueran así seguramente tendría otra opinión sobre éste tipo de arroces.
El postre fue un Sobao de pistachos con helado de yogur y chocolate blanco
El sobao estaba muy jugoso y tierno, con un sabor magnífico, lo mismo que el helado, con un claro toque de limón, la sopa de chocolate blanco era ligera y redondeaba el plato. Un gran postre.
En resumen, esta comida nos ha dejado excelentes impresiones y la sensación de que puede ser aun mejor ya que en cada plato se percibe elegancia, buen gusto y precisión en la ejecución, nos volveremos a ver por supuesto. Servicio de sala atento, ágil y profesional que te hace sentir cómodo.
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