Clectic by Maurizio Gómez

No me voy a andar con rodeos, el menú de mediodía de "Clectic by Maurizio Gómez" me ha parecido impresentable, impropio de un cocinero profesional o un aficionado de nivel medio, platos sencillos mal concebidos o mal ejecutados -o ambas cosas-. Las cantidades son excesivamente pequeñas para un menú de dos platos, probablemente porque la fórmula escogida -dos platos y una bebida por diez euros con la opción de postre y café por cinco euros más- aconseja dejar al comensal con hambre para que se pida el postre. Es cierto que nos quedamos con hambre, pero no solo por lo exiguo de las raciones sino porque hay cosas que no nos pudimos comer. Desde el nombre de los platos, que poco tiene que ver con la realidad de los mismos, hasta el "by" -que sugiere que el cocinero cuyo nombre viene después sabe lo que se hace-, pasando por la declaración de intenciones que puede leerse en la pagina web del restaurante, "una cocina migratoria, inspirada por la belleza, la sabiduría y el alma viajera de la ballena que desde ahora protagoniza Clectic" no son mas que un ejercicio de marketing totalmente hueco, por decirlo con palabras llanas una tomadura de pelo.

Comento de forma breve los platos, el entrante que yo elegí rezaba así, Untuoso de aguacate, jalapeño, cilantro, lima y granada. Por los ingredientes pensé que sería similar al guacamole, pero lo que apareció fue esto:




queso cremoso -de saldo- con una mínima cantidad de aguacate, limón y sal. Ni rastro de jalapeño ni tampoco se sentía el cilantro. Un nombre grandilocuente para un plato absolutamente mediocre que apenas probé. 

Probé un poco los platos de mis infortunados compañeros de mesa, como este Gallito de Maíz con mayonesa de chile piquín y espuma de chipotle

 

 

Que un cocinero que dice tener alma mexicana sirva un maíz de lata coronado por esos dos mejunjes, a cual más descalabrado, me causa una enorme perplejidad.

El Tzatzyky con crudites era medianamente pasable aunque demasiado líquido

 

 

mientras que la "Crema" de calabaza, con textura de caldo, no era más que nata con un recuerdo de calabaza.

 

 

Como podeis observar para los entrantes el robot de cocina ha trabajado lo suyo. Con el desánimo ya instalado en el ambiente afrontamos los platos "principales", el que yo elegí, Pollo Korma, era el único tolerable

 


 

Unos trocitos de pollo semiseco y algo insípido con un poco de leche de coco, picante y curry, cualquier parecido con un auténtico Korma hindú es pura coincidencia. 

Los Penne al gorgonzola

 

 

parecen un plato de Erasmus de primer año, una pasta sin la menor gracia con un sabor que no apetece en absoluto. 

Y cerramos con el plato más extraño de todos, este Arroz "meloso"

 

 

La primera pregunta es obvia, ¿que ha pasado con el caldo? Este arroz está, o lo parece, completamente seco, no solamente eso sino que su superficie parece haber sido calcinada con un soplete o un lanzallamas. Pues bien, debajo del arroz, aparece el caldo, que eso si, no solamente no es meloso sino que su sabor y composición no difieren demasiado de el del h2o. El sabor del arroz está dominado por la sal y el romero quemado. Un plato de autor, eso no puede negársele.

Como os podéis imaginar no pedimos postre, mejor pasar página y a esperar mejores días.

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