En La Fabbrica della Pasta podéis elegir entre comer en el restaurante, comprar la pasta fresca para cocinarla en casa o ¿por que no? hacer ambas cosas. Es un restaurante ortodoxo que se centra sobretodo en recetas clásicas italianas elaborándolas de forma tradicional, con productos auténtica y genuinamente italianos, lo cual es de agradecer ya que es algo que sólo podemos decir de un pequeño porcentaje de los cientos de restaurantes italianos que existen en Valencia. En la carta encontramos la típica estructura con antipasti, ensaladas, carne, pescado, pasta -corta, larga y rellena-, pizzas y postres. Como entrante o antipasti pedimos el Carpaccio de pulpo
La cosa no empezó bien ya que la verdad es que el pulpo estaba muy salado, y todavía más el aliño, así que lo tuvimos que devolver, trance que en esta ocasión no resultó incomodo ya que sin someternos a un tercer grado lo retiraron y nos preguntaron si queríamos otra cosa, así que decidí probar suerte con un Carpaccio tradicional de buey
que para mi alivio estaba muy bueno -además de sazonado de forma adecuada-, sobretodo por la buena calidad de los productos, tanto la carne como el parmesano y la rúcula, y también el aceite, dicho sea de paso.
Para acompañarlo nada mejor que una deliciosa focaccia recién horneada con ajo, romero y orégano
En cuanto a la pasta, la verdad es que tenía curiosidad por ver como les quedaban los espaguettis a la carbonara elaborados según la receta tradicional, con huevo, guancile -carrillada de cerdo curada- y queso pecorino, sin nata, bacon, cebolla ni esas cosas que les ponen en tantos sitios a las falsas carbonaras...
La verdad es que estaban ricos, los espaguettis gorditos y al dente y la salsa mucho mas suave y delicada. Lo único que les faltaba, y esto es simplemente una preferencia personal, era más pimienta, cosa que tuvo fácil solución pidiendo un pimentero y añadiéndole la que estimé oportuno.
Los Ravioli gigantes - la verdad es que eran en efecto enormes- rellenos de bogavante y cangrejo con tomate al aroma de gambas
estaban bastante buenos cuando se comía todo de forma conjunta, gracias a que el tomate era muy sabroso y la pasta tenía una textura y sabor magníficos. En cuanto al relleno, a pesar del glamour, es verdad que tenía un saborcillo a marisco pero sin que llegara a distinguirse bien de que estaba hecho una vez que los crustáceos se mezclan con el pan rallado, huevo, sofrito, etc. Un aspecto mejorable de un plato que como digo globalmente estaba bueno.
Y llegamos a los postres, comenzando con este Babba al limoncello.
Un bizcocho empapado -emborrachado podríamos decir también- con un almíbar de limoncello -¿o era ron? no lo recuerdo ahora mismo-, con una crema helada de limoncello. Es curioso que a simple vista el plato sugiere mucho azúcar y calorías -quizás por ese color del bizcocho que te hace pensar a una masa frita y el amarillo chillón que recuerda a una crema pastelera subida de tono- pero no es así en absoluto, en realidad es un postre bastante ligero, nada empalagoso y muy aromático que se come con facilidad.
Para rematar, el clásico de los clásicos cuando hablamos de los postres italianos, el Tiramisú, elaborado como mandan los canones y sin cosas raras
Excelente textura y sabor muy certero, lo uno a la lista de restaurantes confiables donde tomar un tiramisú en condiciones, la lista no es tan extensa...
Un buen sitio donde comer buena comida tradicional italiana, menos conocido que otros. En cuanto al pulpo, un simple error o descuido que todos podemos cometer ya que lo demás estaba bueno.
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