Llevaba tiempo con la idea de pasarme por este restaurante, el hecho de que no abra entre semana en horario de mediodía -o eso creo- ha hecho que la visita se haya demorado pero anoche por fin encontré la ocasión y el momento. El discurso que vende Smoke & Roll es el de un estilo de cocina callejero y un poco canalla, con mucho finger food y el protagonismo absoluto de la brasa y el humo. Poseen una extensa y muy interesante carta de cervezas, con predominio de marcas belgas, pero la comida, en términos generales, no tengo más remedio que considerarla una rotunda decepción, fundamentalmente por el patológico desatino de los cocineros sazonando los platos en exceso. Al no ser algo aislado no podemos considerarlo accidental.
Vamos por partes, y empecemos por las almejas con albahaca tailandesa.
La almejas olían fenomenal, con el aroma inconfundible de la brasa pero... no hace falta ser muy avispado para intuir que si mezclas el jugo de las almejas con salsa hoisin -estoy al 99% seguro de que llevaba esta salsa ya que el sabor es muy característico- el resultado va a ser muy salado. En efecto, así fue, una pena ya que con menos sal las almejas seguramente habrían quedado muy buenas.
El ceviche de pulpo a la brasa con maíz
fue el único plato convincente de la noche. Quizás el maíz se podría haber tostado un poco menos ya que casi lo socarran pero por lo demás el ceviche estaba delicioso, con un jugo ligeramente dulce -creo que con un poco de tomate- y con el picante y acidez justa.
Llegamos a los tacos, uno de cerdo krapaho con burrata y pimiento lágrima
No me preguntéis que es el cerdo krapaho ya que lo he buscado en internet y todas las referencias llevan a Smoke & Roll. Y si me preguntáis que hace un queso como la burrata en un taco os diré que en mi opinión nada, no le aporta nada interesante. El cerdo tiene buen sabor aunque vuelve a aparecer el exceso salino, no muy pronunciado en este caso.
El otro taco con aguacate, jalapeños y alguna otra cosa posee una pegada probablemente excesiva debida a los jalapeños, y os lo dice un amante del picante, del picante moderado.
Del "kebab" de cordero lechal
no se salva nada, la salsa sabe mucho a pimiento choricero y pica endemoniadamente, las patatas están sobrepochadas en aceite, que han absorbido en exceso, el pan tiene una textura hojaldrada que no se parece ni por asomo a ninguno de los deliciosos panes que he probado en Turquía y en el relleno, si la carne en si ya tiene demasiada sal, la situación se agrava con los encurtidos. Un fiasco absoluto.
La guarrindongada suprema llega con estas costillas
que la verdad es que tienen buen aspecto, de hecho la carne está realmente tierna pero la salsa tiene tal exceso de azúcar y sobretodo de sal que se hace casi imposible de comer.
Me resulta realmente difícil de entender, si no habiendo comido todo he pasado la noche bebiendo litros de agua -y casi viviendo en el baño- creo que está claro que no es una apreciación subjetiva ni un ligero puntito de alegría a la hora de menear el salero. La comida es atrozmente salada, es uno de los peores defectos que puede tener un cocinero y de los que a veces ni siquiera es consciente. Sugiero que pregunte a clientes y exclientes -entre los que logicamente me incluyo-, creo que si son sinceros la mayoría estará de acuerdo conmigo.
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