El Famolenc

Asar con fuego de leña o brasas es seguramente el método de cocción de los alimentos mas antiguo que existe. Curiosamente, en ciertos aspectos, no ha sido superado, ya que les proporciona un sabor ahumado inigualable. Está presente tanto en la típica torrá o paella informal que se prepara entre amigos, como en los restaurantes de alta cocina, donde convive con las roner, el nitrógeno líquido, las liofilizadoras, etc, pasando por asadores y restaurantes de todos los estilos y categorías.
El Famolenc es un restaurante informal que, sin embargo, ofrece buenos platos donde la brasa es el leit motiv. La mayoría de los platos, y en concreto todos los que probamos, a excepción de los postres, se preparan de esta manera, y se acompañan de algún elemento, salsa o guarnición, que realza el sabor de la materia prima, de forma discreta y no invasiva, con alguna excepción. 

Pero dejemos de hablar en abstracto y sentémonos a la mesa. Como dicen que de lo que se come se cría - los que me conozcan en persona entenderán esta referencia-, insistí en pedir una orejita de cerdo. 


A pesar de estar parcialmente trinchada, llega a la mesa conservando su forma original, lo que podría disuadir a algunos animalistas, y a casi todos los veganos... buena de sabor y textura, la salsa de ajo y perejil sobraba, o al menos el aceite de esta, ya que hacía que el bocado resultará un poco grasiento, de forma innecesaria. Y que os voy a contar de las escamas o cristales de sal - maldon o de cualquier otro tipo-, odio que a los alimentos ya cocinados y sazonados se les corone con estos fatídicos cristales, como si se tratase de una decoración. Si la moda de los chorretones de reducción de PX o vinagre balsámico está ya parcialmente superada, esta no tiene visos de que vaya a remitir, al menos a corto plazo. 

La ventresca estaba sabrosa y jugosa, sobretodo en las zonas centrales del corte, que es donde estaba menos cocinada. 


Aquí había menos cristales de sal, pero con uno que haya ya es demasiado. 

La berenjena fue sin duda el plato que más me llamó la atención, y sin duda el más original. 


Hay una salsa de berenjena de potente sabor ahumado, y sobre esta la berenjena asada, pasas y avellanas. Un plato muy convincente, bien acabado y con mucho sabor. 
 
La presa de cerdo, fuera ibérica o no, estaba bien de punto, poco hecha pero no cruda.


Los piquillos, acompañamiento típico de las chuletas de res, también funcionan muy bien aquí. Todo perfumado, faltaría más, por el aroma de las brasas. 

Hasta aquí todo muy correcto, pero en los postres se produce una bajada sensible de la calidad. La cuajada tiene textura de yogur, no de cuajada, que es mucho mas compacta.


Los toppings de avellanas y mermelada de albaricoque resultan anodinos. 

Y la tarta de nueces es empalagosa, excesivamente azucarada, lo mismo que el helado de sésamo negro que la acompaña. 


Quitando el tema de los postres, como decía al principio, en el Famolenc podéis disfrutar de platos a la brasa - al menos bastantes de ellos - elaborados con un producto muy digno a precios muy interesantes. Para los beneficiarios de tickets restaurante es también una muy buena opción, ya que admiten de los tres principales proveedores.

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