Me imagino que cada persona hace la salsa de una manera. La fórmula que os voy sugerir es la que más me gusta después de haber probado a hacerla de muchas formas distintas.
Una de las ventajas que tiene esta salsa es que se puede hacer una cantidad grande y congelar raciones en botes de vidrio. Está prácticamente igual de buena descongelada que recién hecha. Tal y como os pongo en los ingredientes si no tenéis posibilidad de conseguir varios kilos de tomates maduros podéis utilizar un tomate envasado de calidad. El resultado no será el mismo pero será excelente.
Por supuesto podéis usar la salsa con cualquier tipo de pasta (u otros platos) pero a mi como más me gusta es con spaghetti.
Ingredientes
- 3 o 4 kg de tomates rojos maduros (o 3 latas grandes de tomate natural)
- 2 cebollas grandes o 3 medianas
- 1 pimiento rojo
- 4 dientes de ajo
- 1 hoja de laurel
- 1 o 2 guindillas (según si quereis que quede picante)
- Albahaca fresca (o seca pero no quedará igual)
- Perejil fresco
- 1 vaso de vino blanco
- Aceite de oliva virgen extra
Ingredientes
Lo primero que haremos es picar bien fina la cebolla y el pimiento y saltear ambos en una olla grande. Cuando la cebolla esté casi dorada añadimos el ajo picado, la hoja de laurel, y la guindilla. Si sólo ponéis una guindilla intensificará el sabor y no quedará picante. Si queréis que quede picante tenéis que poner más guindillas. Cuando el ajo esté doradito añadimos el vino blanco y dejamos que se evapore. Llega el momento de añadir el tomate. Para mi lo mejor es pelarlo y cortarlo en daditos pero al ser mucha cantidad os resultará mucho más práctico triturarlo y después colarlo para eliminar las pieles.
Añadimos el perejil y la albahaca picados y dejamos que vaya reduciendo con la olla destapada a fuego medio/bajo hasta que quede espesa pero no demasiado seca. Este tiempo no suele inferior a una hora.
Tened en cuenta que si el tomate es de bote apenas habrá que poner sal puesto que ya lleva, mientras que si el tomate es fresco habrá que poner más. Yo no suelo añadirle azúcar pero en cualquier caso probadla y si estuviese demasiado ácida añadir una cucharadita de azúcar.
Ya podéis hervir vuestra pasta favorita y servirla con la salsa de tomate y un poco de parmesano recién rallado.
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