No estaba planeado pero mientras hacía la compra he visto estas vieiras y no he podido resistirme a comprarlas y hacer algo con ellas. Venían de Chile, estaban a buen precio, teniendo en cuenta que suele ser un producto bastante caro y a pesar de ser de menor calibre que las vieiras gallegas son igualmente sabrosas como pude comprobar más tarde.
La elaboración que voy a realizar es sin lugar a dudas la forma más popular de comer las vieiras en nuestro país, tanto es así que cuando otros bivalvos como mejillones, zamburiñas, etc, se preparan de la misma manera se suele decir que son con "salsa de vieiras". Es una receta realmente muy sencilla pero que os animo a hacer puesto que os va a sorprender si aun no la habéis probado.
Ingredientes
- 5 Vieiras
- 1 diente de ajo
- 1 cebolla pequeña
- 4 tomates maduros
- 1 guindilla (opcional)
- Perejil
- 2 lonchas finas de jamón
- 1 copita de vino blanco
- Pan rallado
- Aceite de oliva
Elaboración
Enjuagamos las vieiras con agua fría para eliminar la arenilla o suciedad que pudieran tener. Para la salsa, en una sartén pochamos el diente de ajo, la guindilla y la cebolla picada muy fina, cuando esté dorada añadimos el vino y reducimos a seco, añadimos los tomates rallados y el perejil picado y dejamos reducir hasta que el agua del tomate se evapore y la salsa quede espesa. Una vez que apaguemos el fuego añadimos el jamón picado lo más fino posible de forma que se integre perfectamente con la salsa, no añadáis sal pues con la del jamón es suficiente. Ahora es el momento de poner las vieiras con una de sus valvas en una fuente de horno y naparlas con la salsa
Acto seguido las cubrimos con pan rallado
El pan rallado cumple una doble función, por un lado proporciona una película protectora que impide que los jugos de la vieira y la salsa se evaporen y por otra una vez gratinado su textura crujiente le da al conjunto un sabor delicioso. Las metemos en el horno a 180º por espacio de unos ocho o diez minutos, dependerá del tamaño de las vieiras, tras los cuales ponemos el gratinador hasta que la superficie de las vieiras quede bien dorada y servimos
Es tan sencillo como parece pero con estas vieiras y una buena cerveza la felicidad está asegurada, al menos durante un rato. Que no te lo cuenten.
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