En el centro histórico de Valencia encontramos este pequeño y acogedor restaurante que propone una oferta gastronómica imaginativa donde las influencias árabes y asiáticas juegan un papel primordial. La carta se compone principalmente de platilllos para compartir, raciones pequeñas que incitan a probar sabores variados. Estos son los platos que elegimos, empezando por el Tataki de bonito con algas y aceite se sésamo
El bonito bien, sin exagerar, pero el acompañamiento bastante pobre, wakame rehidratadas y un preparado hecho a base de agar-agar, wakame y otras cosas que se vende congelado en las tiendas orientales y que da el pego pero que no vale demasiado la pena. El aceite de sésamo pasa desapercibido, cuando el sésamo está tostado se nota más.
El Carpaccio de manitas de cerdo con mayonesa de wasabi estaba bastante bien hecho
pero lamentablemente presentaba cierto exceso de sal, no exagerado pero lo suficiente para resultar molesto. En cuanto a la mayonesa tenía un sabor un tanto extraño, no se exactamente que es lo que llevaba ya que el wasabi no se percibía pero no pegaba en absoluto con las manitas.
Excelentes los Dim sum de merluza y gambas
La masa fina, el relleno delicioso y la gamba espectacular, si se aprieta la cabeza el jugo que se obtiene aromatiza el dim sum de manera extraordinaria. En cuanto al acompañamiento de "algas" prescindible, me remito al comentario anterior sobre el tataki.
Creo que este es un buen momento para un comentario que me veo obligado a hacer. Estos tres platillos son realmente muy escasos para tener un precio de alrededor de diez euros cada uno, creo que se puede ver en las fotos, cuatro trocitos de bonito, dos pequeños dim sum, un plato de finísimo carpaccio...me parece desproporcionado, son platos que se pueden entender en un menú degustación largo pero que puestos en la carta a este precio no valen lo que cuestan, ni por cantidad ni por calidad.
Lo mejor de la cena sin duda fue el Curry verde thai de pescado con arroz basmati
El curry tenía un sabor espectacular, toques de leche de coco, citronela, lima kefir, cilantro, menta, tirabeques, guindilla, espárragos...reconozco que después de comer la lubina, los mejillones y las gambas estuve bebiendo caldo usando una valva de mejillón a modo de cuchara. El arroz igualmente buenísimo, sorprendente el sabor que le supieron dar con muy poca cosa. Un plato francamente muy bien ejecutado.
Llegamos a los postres, con dos variantes, la Espuma de rosas con frutos rojos y granizado de litchis y Xoco, curry y coco.
Respecto al primero me gustó el granizado ya que me encantan los litchis y poco más. Es muy difícil darle un sabor a rosas a cualquier cosa, se le puede dar un cierto aroma infusionando los pétalos y/o añadiendo agua de rosas pero no es fácil, en cuanto a los frutos rojos no parecían en su mejor momento. Por lo que se refiere al segundo el coco bien, la espuma de curry pasable aunque se le podría haber dado un sabor a curry un sabor más acentuado y el chocolate muy flojo, un chocolate más negro le habría hecho ganar enteros. Ninguno de los dos convence.
Irregular cena con un par de platos buenos y el resto platos ambiciosos, que te suenan bien cuando los lees pero que después no se les ha sabido dar el acabado correcto. Relativa decepción.
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