Ya sabéis que soy un enamorado de la gastronomía peruana. Cada nuevo plato que pruebo, ya sea en restaurantes o cocinado por mi, refuerza éste sentimiento. Para los que todavía no hayáis llegado a éste nivel de devoción estoy seguro de que una comida o cena en el restaurante Ancon será un empujoncito considerable. La comida que saboreamos el pasado Jueves no fue buena, fue muy buena, platos muy apetitosos, muy bien ejecutados y sin ningún pero significativo. Enhorabuena a Ana y Alex, artífices de la criatura, por haber acertado plenamente con vuestro concepto de restaurante, al menos en mi opinión, nos vamos a ver con cierta frecuencia.
Asesorados por Ana, que como peruana sabe algo de ésto, armamos un menú degustación al momento (me he apropiado de su frase) para cinco personas mientras picábamos un poco de cancha y dábamos traguitos de cerveza...cuando salíamos del restaurante me lamentaba de no haber pedido un pisco soir, un despiste que no repetiré la próxima vez.
Comenzamos con dos Ceviches de corvina, el tradicional
con su cebolla morada, su cilantro, su leche de tigre, choclo y unas rodajas de camote (batata o boniato rojo). Muy bueno, como nos explicó Ana, con el corte de la corvina asemejándose más al del tiradito, es decir, cortando el pescado al bies con el cuchillo inclinado unos cuarenta y cinco grados respecto a la horizontal, lo que un japonés llamaría sogizukuri, que al del ceviche más tradicional. En cuanto al Ancon
la diferencia fundamental respecto al anterior es la incorporación del ají amarillo licuado, que le aporta su característico y mágico punto de picante y de sabor. Delicioso, adictivo, la leche de tigre para volverse loco.
Hasta ahora había probado el Ají de gallina de varias formas, preparado por mi con papas sancochadas, con arroz, en croquetas, y en ésta ocasión como relleno de unas crujientes empanadillas
Otra magnífica forma de comer ésta versátil y deliciosa elaboración. El ají estaba jugoso, sabroso, muy bien equilibrado en cuanto a sazonamiento, un éxito.
La Causa con pez mantequilla rebozado en escabeche no se hizo esperar
Nunca dejará de sorprenderme que con unos ingredientes tan sencillos como patata, lima y ají amarillo se consiga algo tan delicioso como la causa, ésta es una de las razones por las que siento admiración por ésta cocina. Cuenta el "gurú" Gastón Acurio que el origen de la gastronomía peruana es la comida de pobres, con pocos medios pero con productos autóctonos únicos, ingenio y orgullo patrio se ha ido desarrollando, transmitiendo y consolidando una cocina que hoy en día triunfa en el mundo entero. Cremosa causa muy bien aliñada, jugoso y sabroso pescado y un excelente escabeche con cebolla roja que le da aun más sabor al plato. Otro acierto incontestable.
Aunque hacía tiempo que los conocía es la primera vez que pruebo los Anticuchos, los tradicionales de corazón de res.
Finas tiras de músculo cardiaco untadas en un adobo característico, hechas en brochetas a la parrilla y acompañadas con papas y un poco de huancaína. Estaban muy buenos, con un sabor más suave de lo que esperaba. A pesar de que no soy un amante de la casquería no sentí ningún rechazo hacia éste bocado.
Probamos también el Arroz chaufa con verduras
El chaufa es uno de los platos más emblemáticos de la cocina chifa. Quienes se adentran por primera vez en una restaurante peruano a veces se sorprenden de que hay platos que parecen chinos (chifa) o japoneses (nikkei). Pues si, no solamente se parecen sino que tienen su origen en la gastronomía de fusión puesta en práctica por inmigrantes chinos y japoneses respecticamente. Estaba rico el chaufita, con verduritas, maíz, brotes, sillao (salsa de soja), frejolitos chinos (me encanta como llaman a los brotes de soja), etc.
Y para rematar un Tallarín saltado con pescado y marisco
La filosofía es muy similar a la de su pariente el lomo saltado. Fuego a tope, wok y cebolla roja, ají amarillo, ajo, kión (jenjibre), cebolla china, sillao, y por supuesto los tallarines y los pescados. A cuenta del katshuobushi y mi alusión al potente componente umami de su sabor, que parece que les hizo bastante gracia, mis compañeros pasaron un rato divertido intentado imaginar en que consistía y situaciones en la que sacarlo a colación. A eso si que lo llamo yo postureo... en fin, que me disperso, los tallarines estaban muy buenos, con el toquecito ahumado del wok y el sabor intacto de los ingredientes que les da la rápida cocción.
Como postre tradicional donde los haya, quise que probásemos todos un poco de Mazamorra morada
que es una especie de gelatina dulce hecha con maíz morado. No soy muy de postres, ya lo sabéis, y la mazamorra tampoco es algo que me seduzca, aunque reconozco que es un plato ingenioso y su sabor es agradable.
Una comida variada y divertida a un precio razonable pero sobretodo auténtica, no os lo perdáis. Por si alguien se lo está preguntando Ancón es una localidad costera situada a cuarenta y tres kilómetros al norte de Lima...y ahora también en pleno Ruzafa.
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