He leído en el blog de algún colega que el restaurante Mar d'Avellanes fue pionero en Valencia en cuanto a ofrecer menús degustación con tres entrantes, plato principal y postre, formato que se ha popularizado muchísimo en nuestra ciudad. Desconozco hasta que punto esto es cierto pero en la actualidad siguen trabajando con éste tipo de menús que para cenar cuesta veintinueve euros y para comer a mediodía entre veinte y veinticinco según si el plato principal es arroz, carne o pescado y si es fin se semana o no. En esta ocasión nos decantamos por pedir a la carta y el resultado superó las expectativas, especialmente por un par de platos, que comentaremos en breve, y que son de esos que quedan en el recuerdo. Dirigidos por Nacho Yuste y Jose Vicente Expósito el equipo de Mar d'Avellanes elabora una cocina llena de matices y que cuida los detalles. Sus platos, de un emplatado impecable, son inusualmente finos en cuanto al sabor y denotan sensibilidad y savoir faire. Las mesas y sillas son un aspecto mejorable de éste local, la sillas un poco bajas y en cuanto a las mesas, para los que tenemos las piernas largas las patas metálicas en forma de equis obligan a tenerlas bastante juntas o considerablemente abiertas.
El primero de los entrantes fue una Vieira con emulsión de guisantes y naranja
Muy fresca y tierna la vieira, jugosa y con una textura muy suave. La emulsión cremosa de guisantes le daba un punto de untuosidad y la naranja ponía la nota refrescante, un bocado muy interesante.
El segundo entrante fue un Pulpo a la parrilla con cremoso de asadillo y falso carbón
La salsa de verduras asadas estaba buenísima y le iba a las mil maravillas al pulpo, nunca lo había probado con éste tipo de salsa. Completaban el plato unas verduritas a la brasa, alcachofa (quizás lo menos bueno pues no estamos en temporada), "goma wakame" y flores comestibles, mientras que los trocitos negros de "falso carbón", que no estoy seguro de que era exactamente, reforzaban el sabor ahumado y a brasas. Un plato muy conseguido y auténticamente delicioso.
Y llegamos quizás al momento cumbre de la cena, el Tiradito de bogavante
Creo que es la primera vez que como el bogavante en crudo y la ocasión no pudo estar mejor elegida. De nuevo multitud de matices, texturas crujientes de la cebolla, el apio y la manzana, dulzor de la ciruela, acidez de los cítricos, picante de la leche de tigre, frescor de las hierbas, sabor ahumado del falso carbón...resumiría el plato con tres adjetivos, sabor, frescura y equilibrio, absolutamente redondo, de los mejores ceviches o tiraditos que he comido en mi vida, y os lo dice un entusiasta de este tipo de platos.
Como plato principal para compartir pedimos la Ventresca de atún con espuma de tomate asado, alga wakame y salsa de ciruelas rojas.
Si bien algún extremo estaba hecho un pelín de más para mi gusto (tampoco es fácil que toda la pieza se cocine uniformemente) en su mayor parte la ventresca estaba sonrosada por dentro y muy buena, sin duda es uno de los mejores productos que nos ofrece el mar. Las verduritas asadas, la riquísima espuma de tomate y la salsa de ciruelas realzaban de forma convenientemente discreta el sabor intenso del túnido. Por tercer plato consecutivo aparece el falso carbón, lo que demuestra una inequívoca apuesta por lo que podríamos llamar la "cocina Josper".
Y para cerrar compartimos también el Lomo bajo de buey con gratén de patata y boniato
Es un plato básicamente de producto y en éste caso no estaba al nivel del resto de la cena, la carne tenía mucha grasa y la parte magra costaba un poco de cortar y masticar. La patata estaba muy buena, lo mejor del plato.
Quitando ésto último una cena con un gran nivel, para degustar sin prisas y disfrutar de las cosas bien hechas. Pero lo mejor es que lo comprobéis vosotros mismos, seguro que Mar d'Avellanes no os decepcionará.
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