En 2011 Raúl Aleixandre, otrora propietario y chef del desaparecido restaurante Ca Sento y que actualmente dirige los fogones de Vínícolas By Raúl Aleixandre abrió éste espacio en el barrio del Carmen. Para ello se reformó una casa antigua con lo que se ha conseguido un espacio realmente singular y acogedor, con varios comedores a diferentes alturas y una claraboya en el techo por la que entra luz natural. El mobiliario rústico también contribuye a crear una atmósfera relajada y propicia para disfrutar de la comida. Actualmente es el cocinero Kike Jiménez quien lleva las riendas del restaurante, con mucho acierto como veremos, desconozco si sigue existiendo alguna vinculación entre Trenca-Dish y Raúl Aleixandre y sus socios.
Disponen de carta y de un menú del día entre semana por 15,95 €, también hay otros menús para cenar o comer el fin de semana aunque no recuerdo exactamente los precios, en cualquier caso asequibles. En esta ocasión dimos cuenta del menú del día que consiste en tres entrantes más segundo y postre a elegir.
El primer entrante fueron unas patatas bravas
son las patatas bravas de forma tubular que creó Sergi Arola y que tantísima popularidad han alcanzado. El procedimiento es conocido, se corta la patata en forma de tubo con un utensilio de descorazonar piñas y se le hace una cavidad interior, se confitan lentamente en aceite de oliva a baja temperatura y en el momento de servir se fríen a 180º, con una manga pastelera se rellena el interior con la salsa picante o "brava" y por encima se le pone el allioli (o para ser exactos la mayonesa al ajo). Un bocado divertido, una especie de "snack" que constituye un buen arranque para la comida.
A continuación una Ensalada con hojas variadas, gamba blanca, mango y un aliño con trocitos de jenjibre
Las gambas salteadas estaban muy buenas, se nota que es buen producto, junto con las hojas, las tiras de mango y el aliño conformaban una ensalada sencilla pero resultona y muy agradable.
Y en el tercer entrante nos encontramos con un producto que yo no había probado nunca, "Moules de Bouchot de la Baie du Mont Saint-Michel", que no son otra cosa que pequeñas clóchinas cultivadas en la baía que rodea el famosísimo Mont Saint-Michel, que los que no hemos estado allí si que hemos podido verlo bastantes veces en televisión siguiendo el Tour de France.
Son ciertamente de tamaño muy pequeño si las comparamos por ejemplo con las clóchinas valencianas pero tienen un sabor muy intenso y delicioso. Aquí vienen servidas en una bella cazuelita y con una salsita cremosa y aromática en la que los elementos claramente perceptibles eran la leche de coco, un poco de aceite de oliva, cebolla y lemon-grass. Me encantaron.
Llegamos a los platos principales y comenzamos por los "Salmonetes en Tempura con salsa picante y romesco".
Los salmonetes muy frescos y sabrosos, sin una sola espina o escama y perfectamente "tempurizados", es decir, con un rebozado fino, crujiente y muy poco grasiento. La salsa de cebollita guisada con shichimi togarashi (mezcla japonesa de especias) resultaba adictiva, con un punto picante que al menos para mi resultaba perfecto, al igual que la salsa romesco le daba otra dimensión al ya de por si excelente pescado. Completaban el plato algunas verduritas también en tempura, unas zanahorias tiernas, unas judías bobby... Un auténtico platazo del que disfruté mucho.
El huevo a baja temperatura con setas y migas de pan.
El huevo tiene una textura más cuajada que otros huevos cocinados en la roner que hemos comido por ahí, más líquidos, pero en este caso yo creo que es la adecuada para este plato. Encontramos también las migas crujientes, una crema de patata muy rica, las setas salteadas (creo que rebozuelos o chantarelas) y otras verduritas. Un plato completo y apetitoso en el que todo armoniza bien.
En el terreno de los postres tenemos un "Estofado" de cerezas con bizcocho de pistacho y helado de canela
Muy ricas las cerezas confitadas con su propio almíbar y combinación buenísima con el pistacho y el helado de canela, un postre fresco, ligero y que gustará tanto a los que son muy golosos como a los que lo somos menos.
El otros postre era un "Lemmon Pie" muy particular, deconstruido:
donde tenemos la crema de limón, muy fina, por un lado, servida en pequeños montículos con la manga pastelera, el merengue servido de igual manera y gratinado y en medio una crumble que hace las veces de bizcocho. Un postre muy bonito, divertido de comer al ir mezclando los distintos elementos con la cuchara y muy bien ejecutado ya que el sabor era magnífico.
Aunque las referencias que tenía de Trenca-Dish eran buenas, el resultado ha superado las expectativas, un menú así a este precio requiere no sólo talento en el equipo de cocina sino una muy cuidadosa gestión de los gastos. Comida brillante y sin errores, si vais volveréis seguro.
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