En el local donde durante muchísimos años estuvo ubicado el pub Gasoil, en la Avenida de Aragón, encontramos este restaurante cuya oferta se inspira principalmente en la gastronomía mexicana, pero con una clara presencia de la cocina mediterránea (es lo que algunas veces se denomina cocina "medmex"), aunque encontramos también referencias a otras cocinas latinas como la peruana. José Carrasco, cuyos padres regentan la tradicional Cervecería Don Pablo, nos explicó que estuvo viviendo en México, país del que le enamoró su cultura y su gastronomía. De vuelta a España, decide emprender la aventura de poner en marcha Don Pablo Fusión, un restaurante con un diseño, distribución y decoración impecables (no en vano la arquitectura es su otra pasión) y con una cuidada carta donde encontramos desde interesantes botanas (entrantes), pasando por ceviches, pescado a la talla, steak tartar, carnes y pescados a la parrilla, tacos, etc, hasta terminar con algunos postres bastante sugerentes. Decidí comenzar por la Crema de huitlacoche, ya que este hongo es un producto que me fascina.
No estaba mal, pero no era lo que esperaba. Esperaba una mayor presencia de huitlacoche, que la distinguiese de una crema de verduras convencional, quizás también tropezones del propio huitlacoche sin triturar. José nos argumentó que una mayor potencia podría ser difícil de asimilar para un público poco acostumbrado a este sabor. Yo tengo mis dudas ya que en diversos restaurantes mexicanos de Valencia se venden quesadillas de huitlacoche (la forma más habitual de comerlo) y tienen muy buena aceptación.
Continuamos con el Ceviche de vieira,
un ceviche nada convencional, con tomatitos y muy poca cebolla. La vieira tenía una frescura inmaculada, lo que se notaba en su textura y sabor. La leche de tigre estaba deliciosa, posiblemente con algo de tomate y quizás algún cítrico del estilo del lulo (mera hipótesis). Como complemento encontramos una espuma de lima que al mezclar con el resto del ceviche le aporta frescor y sedosidad. Muy recomendable.
Os voy a confesar que pensaba pedir una lubina a la talla, ya que me encanta esta forma de preparar los pescados, pero vi un Steak tartar que se estaba preparando en la sala y se me antojó, así que decidí dejar la lubina para una próxima ocasión.
No tuve que arrepentirme de la decisión, ya que estaba muy bueno. Buena carne y una cantidad proporcionada de aliño (ya sabemos que un exceso desvirtúa completamente el sabor de la carne). Para sazonarlo se emplean un par de salsas mexicanas, de las que lamentablemente no recuerdo el nombre. Lo pedí con nivel medio de picante ya que tampoco era plan de que sólo lo pudiera comer yo, pero cuando, al principio de la comida, dije que me gustaba bastante el picante, me sacaron dos pequeños cuencos con salsas. Una de las salsas, muy picante, estaba hecha con chiles habaneros y la otra, menos picante que la anterior, con una mezcla de chile ancho, chile pasilla y puede que alguno más. Así que pude disponer de ambas salsas durante toda la comida para "rectificar" el nivel de picante a mi gusto particular, algo sin duda que es de agradecer.
Y llega el turno de las tacos, una de mis obsesiones. El primero de setas, puerros y chiles.
Espectacular. Solemos asociar casi siempre los tacos con la carne pero también se pueden comer tacos deliciosos de pescado o completamente vegetales como en este caso.
El segundo de oreja de cerdo adobada
con el interesante punto ahumado que le da la berenjena a la llama. Muy apetitoso y con el toque crujiente de la oreja.
En esta ocasión no hubo espacio para el postre, estábamos ya satisfechos.
Buenos productos, elaboraciones relativamente sencillas pero bien estudiadas, un espacio confortable y un trato cercano, con algún pequeño desajuste (tiempo inicial de espera), comprensible en un negocio todavía en rodaje. Como dice el grito popular... ¡Viva México, cabrones!
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