En la galería Jorge Juan, al lado del Mercado de Colón, encontramos éste restaurante donde el cocinero peruano Richi Goachet realiza una cocina que podríamos calificar de fusión con guiños a la cocina de su Perú natal que como sabéis es muy apreciada en éste blog. Lo primero que pensamos es que el restaurante es muy visible desde dentro de la galería pero no sé hasta que punto el estar en un espacio cerrado le resta posibilidades de reclamo. Aunque probablemente hoy en día la gente llega a los restaurantes atraída por los comentarios y criticas en internet y otros medios más que por la publicidad directa en el "punto de venta".
Degustamos un menú con tres entrantes, un plato principal y un postre. El primero de los entrantes fue un Cornete de pasta wonton con hummus de berenjena, sardina ahumada y encurtidos.
Interesante bocado, una crema densa a medio camino entre un hummus y un baba ganush, muy bien acompañada. El cucurucho fino y crujiente relleno de hummus resulta un divertido juego de texturas, un buen comienzo.
Seguimos con una Crema de espárragos con huevo a baja temperatura y almendras crujientes
La crema estaba buena y la mezcla con la yema líquida del huevo resultaba suculenta. Sin embargo la salsa que había en el fondo resultaba excesivamente dulce para mi gusto, creo que no acabe de entender muy bien la idea del plato.
El Arroz meloso con pulpo anticuchero
estaba muy bueno, excelente el punto de cocción del arroz y la densidad del caldo, con un fondo muy sabroso y bien de sazonamiento. Un entrante generoso y reconfortante, uno de esos platos que gustan a todo el mundo, o casi. Los anticuchos son brochetas hechas con trozos de corazón de res adobados en una salsa y cocinadas a la brasa, un plato muy popular en Perú. Aquí se ha usado el típico adobo para darle un toque al pulpo aunque lo más interesante era el arroz.
La elección del plato principal me resultó francamente complicada ya que los dos me apetecían mucho sobre el papel. Finalmente me decanté por el Bacalao confitado con calçots y salsa romesco
La salsa romesco estaba debajo de una fina torta crujiente, que recordaba a una tortillita de camarones. La combinación de sabores estaba asegurada, el romesco tanto con el bacalao como con los calçots son un negocio seguro. Lo más interesante al mismo tiempo que lo más difícil de encontrar en la practica es el punto de bacalao, que en éste caso era impecable tanto de desalado como de cocción, ese punto mágico en el que las lascas se separan con facilidad y quedan jugosas, cuando ésto sucede el bacalao es algo especial. También excelente la salsa romesco, un plato realmente muy bien realizado.
Puede probar también el Ramen de cordero
que tenía un sabor fantástico, con un caldo que resucitaría a un muerto. Si no fuese porque ya no me cabía habría sido capaz de pedirme un plato. Creo que llamaré por teléfono para saber que día puedo ir a tomarlo, es uno de esos platos que por si solos bastaría para ser motivo de peregrinaje.
Como postre una Crema de cerezas con trocitos de galleta y polvo de pistachos
En mi opinión fue lo más flojo de toda la comida, me recordó un poco el sabor de esas tartas boda de antaño, clásico y un poco empalagoso. Teniendo en cuenta que el otro postre era un brownie se echó de menos un postre algo más ligero y refrescante.
En términos generales una comida bastante notable donde se vislumbra un cocinero solvente, viajado y con variedad de registros, lo seguiremos de cerca porque creo que nos va a deparar muy buenos momentos. Os contaremos una próxima cena, que siempre da una dimensión distinta, más desenfadada y lúdica, con más margen de lucimiento para el cocinero, al menos en éste tipo de restaurantes.
Leer más...
Degustamos un menú con tres entrantes, un plato principal y un postre. El primero de los entrantes fue un Cornete de pasta wonton con hummus de berenjena, sardina ahumada y encurtidos.
Interesante bocado, una crema densa a medio camino entre un hummus y un baba ganush, muy bien acompañada. El cucurucho fino y crujiente relleno de hummus resulta un divertido juego de texturas, un buen comienzo.
Seguimos con una Crema de espárragos con huevo a baja temperatura y almendras crujientes
La crema estaba buena y la mezcla con la yema líquida del huevo resultaba suculenta. Sin embargo la salsa que había en el fondo resultaba excesivamente dulce para mi gusto, creo que no acabe de entender muy bien la idea del plato.
El Arroz meloso con pulpo anticuchero
estaba muy bueno, excelente el punto de cocción del arroz y la densidad del caldo, con un fondo muy sabroso y bien de sazonamiento. Un entrante generoso y reconfortante, uno de esos platos que gustan a todo el mundo, o casi. Los anticuchos son brochetas hechas con trozos de corazón de res adobados en una salsa y cocinadas a la brasa, un plato muy popular en Perú. Aquí se ha usado el típico adobo para darle un toque al pulpo aunque lo más interesante era el arroz.
La elección del plato principal me resultó francamente complicada ya que los dos me apetecían mucho sobre el papel. Finalmente me decanté por el Bacalao confitado con calçots y salsa romesco
La salsa romesco estaba debajo de una fina torta crujiente, que recordaba a una tortillita de camarones. La combinación de sabores estaba asegurada, el romesco tanto con el bacalao como con los calçots son un negocio seguro. Lo más interesante al mismo tiempo que lo más difícil de encontrar en la practica es el punto de bacalao, que en éste caso era impecable tanto de desalado como de cocción, ese punto mágico en el que las lascas se separan con facilidad y quedan jugosas, cuando ésto sucede el bacalao es algo especial. También excelente la salsa romesco, un plato realmente muy bien realizado.
Puede probar también el Ramen de cordero
que tenía un sabor fantástico, con un caldo que resucitaría a un muerto. Si no fuese porque ya no me cabía habría sido capaz de pedirme un plato. Creo que llamaré por teléfono para saber que día puedo ir a tomarlo, es uno de esos platos que por si solos bastaría para ser motivo de peregrinaje.
Como postre una Crema de cerezas con trocitos de galleta y polvo de pistachos
En mi opinión fue lo más flojo de toda la comida, me recordó un poco el sabor de esas tartas boda de antaño, clásico y un poco empalagoso. Teniendo en cuenta que el otro postre era un brownie se echó de menos un postre algo más ligero y refrescante.
En términos generales una comida bastante notable donde se vislumbra un cocinero solvente, viajado y con variedad de registros, lo seguiremos de cerca porque creo que nos va a deparar muy buenos momentos. Os contaremos una próxima cena, que siempre da una dimensión distinta, más desenfadada y lúdica, con más margen de lucimiento para el cocinero, al menos en éste tipo de restaurantes.