Mil Grullas

La cocina de Mil Grullas no se adscribe a ningún país asiático en concreto, de hecho en el cartel que hay en la puerta del restaurante figuran, junto al dibujo de una grulla roja hecha de papel, los nombres de varios de ellos, China, Japón, Tailandia, Vietnam, Corea, Singapur, etc. Es una cocina de pequeños bocados, divertida y desenfadada. Muchos de los bocados se comen con las manos y las salsas tienen un papel importante por lo que no debéis tener remilgos a la hora de ensuciaroslas. La primera visita nos ha dejado impresiones positivas, con destellos de calidad y un nivel medio muy digno.

Empezamos con los dumplings, de los que hay cierta variedad, el mejor sin duda el Wonton chili oil




Fantásticos, fue lo mejor de la noche, el relleno de carne y crujientes verduras era sabrosísimo, el picante del aceite de chile le daba una dimensión extra.

El otro dumpling estaba relleno de gambas y tenía esa textura un tanto gelatinosa que no a todo el mundo gusta.




Yo los encontré buenos, creo que este tipo de dumplings se llaman fun guo pero no estoy seguro, el relleno de gamba tiene un sabor ligeramente dulce y combina bien con la salsa. Las patitas y cabezas de las gambas están muy crujientes, deliciosas.

Con las alas de pollo hacen dos platos distintos, las dos partes de la extremidad más alejadas del tronco las preparan con sriracha




Están ricas, además del picante de la salsa sriracha tenían un toque dulce que me recordaba a la salsa hoisin pero no sé a ciencia cierta con que están condimentadas.

El "muslito" del ala lo preparan al estilo Mil Grullas




Este plato no me convenció, la salsa tiene un sabor muy fuerte, algo ahumado y una textura muy pringosa, casi como una especie de mayonesa, el sabor del pollo queda prácticamente anulado. Se acompaña - es el acompañamiento que escogimos, hay otros- con unos creppes o pancakes con trocitos de cebollino.




Por último de entre los baos de la carta elegimos el "chino"




Pollo crujiente, que está bueno, guacamole, que no es demasiado chino pero que le va bien y dentro del bao un picadillo de carne que a mi me recuerda a una longaniza o a esas pelotas de carne que se meten en el puchero. El bocado es agradable pero si quitamos el pan, que me imagino que todos los baos llevan el mismo, no hay nada que pueda hacer a este bao mas chino que el resto. La verdad es que no pregunté pero como había uno de pollo, otro de secreto de cerdo, etc...pensé que este probablemente llevaría pato.

En cuanto a los postres, el Tiramisú de té  matcha lo encontré excelente.




El sabor de la crema de mascarpone con el té matcha en polvo está muy conseguido, las cantidades están bien equilibradas. Una interesante fusión italo-japonesa.

El Mochi de chocolate tenía curiosidad por probarlo, aunque no soy un gran fan de los mochis. 




La capa de arroz es finita y por dentro tiene un relleno que parece una trufa helada, un bocadito bastante resultón que te deja un buen sabor de boca.

Todo esto lo podéis acompañar con cervezas orientales o, mucho mas aconsejable, con unas excelentes cervezas valencianas y artesanales, un gran punto a favor sin ninguna duda. Para una próxima visita quedan algunas recomendaciones como las costillas o el bao de panceta. Y ya sabéis, si os gusta el origami, haced mil grullas de papel y pedid un deseo, supuestamente os será concedido y aunque no fuese así siempre podréis regalarlas.




2 comentarios :

  1. Hola. Para una próxima visita no dejaría de probar el bao de panceta (muy tierna) y el pollo frito estilo japonés (con la piel suflada como las cortezas de cerdo). Ya veo que compraste el boli ;)

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  2. Hola Enrique, tomo nota del pollo, tal y como lo describes suena muy bien. El bao de panceta me lo recomendó Vanessa cuando ya habíamos terminado...asi que para la próxima.El boli me hizo gracia por lo del gato... es que tengo un gatito en casa. Saludos!

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