Volvimos a La Cepa Vieja una vez más en esta ocasión a tomar su menú de medio día. Siempre es una garantía venir a este restaurante que no tiene carta y que basa su oferta en buenos productos tratados con sencillez y buen gusto. Esto le permite ofrecer precios muy competitivos por una comida de calidad. Como primer plato me decanté por la Sopa de grelos con hierbabuena y chistorra
Hacía tiempo que no comía grelos. La sopa no estaba mal pero la verdad es que no sé si la chistorra es muy adecuada, le da un sabor demasiado fuerte. Me recordaba bastante a una de las salsas más típicas para guisar los
caracoles, la hierbabuena contribuía a acrecentar ésta similitud. Por otra parte la sopa estaba un poco más picante de lo que me habría gustado, no convencía del todo.
Otro de los entrantes fueron las Habitas con bacon y cebollita
Aunque no soy nada fan del bacon las habitas por si sólas estaban deliciosas. Con jamón habrían ganado mucho.
De segundo mi elección fue la Pasta con salsa cremosa, shitake y yemas de espárragos verdes
La pasta estaba buenísima, con poco más que unas setas, cebolla, espárragos y pimienta negra el resultado es un plato muy sabroso, para disfrutar en cada bocado. Me dió la impresión de que las setas tenían un toque de romero, como si se hubiesen salteado con un aceite aromatizado con esta hierba. En cualquier caso un gran plato de pasta.
Otro de los segundos, que yo ya había probado en alguna otra ocasión, es el Arroz meloso con verduritas de temporada hecho al momento
Ajos tiernos, alcachofas, habitas, acelgas, como ya he comentado en alguna ocasión algunas de las verduras son de cultivo propio y totalmente ecológicas. No ha sido la ocasión en la que éste arroz les ha salido mejor, al ser verduras de temporada la receta puede variar, pero el arroz estaba bueno y las verduritas bien cocinadas. Un plato reconfortante y nutritivo.
En el terreno de los postres me pedí el que para mi quizás sea el mejor de la casa, la Tarta de queso curado
En un postre realmente magnífico que no tiene nada que ver con las tartas de queso fresco al uso, el sabor a queso curado es inequívoco y al mismo tiempo suave, la textura perfecta y la cantidad de azúcar bien medida. Me encanta.
El otro postre que se pidió fue la Tarta de chocolate
También la había probado anteriormente y nunca falla, potente sabor a chocolate negro. Como anécdota os contaré que la comensal más pequeña, de siete años, fue a quien se le ocurrió la feliz idea de mezclar un poco de cada una de las tartas, gesto que copiamos y que nos deparó un resultado más que interesante. Posiblemente estamos ante una auténtica gourmet en ciernes.
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