Lo vivido ayer en Honoo ("llama" en japonés) sólo puedo calificarlo de amor a primera vista y es que esta brasería japonesa, que se encuentra pegada a su hermano mayor, el restaurante Tastem (pertenece al mimo grupo empresarial que Tastem y Sushi&Tapas), lo tiene absolutamente todo para que cada comida o cena sea una experiencia única. Productos de gran calidad, como por ejemplo el buey de Ozaki, platos ejecutados con maestría y elegancia, plenos de sabor y con ese aroma inconfundible e insuperable que proporcionan las brasas. Si a esto añadimos un local muy agradable, decorado con elegante sencillez, y un personal de sala atentísimo podríamos decir que estamos ante uno de mis nuevos restaurantes favoritos de Valencia, selecto club al que ya pertenece Tastem desde hace tiempo. Ver al gran Yoshi Yanome trasteando en la cocina junto a Eduardo Espejo ya hacía presagiar un gran resultado pero éste superó incluso las expectativas.
Empezamos con el Erizo con espuma de zanahoria y gelatina de dashi
Un bocado muy fino, textura sedosa y una excelente, y nada obvia, combinación de sabores.
El Tartar de atún con wasabi fresco
estaba también muy bueno. Aunque no soy un gran fan del wasabi estaba dosificado con discreción y además se notaba la diferencia, un sabor mucho más fresco, que cuando se usa el wasabi en polvo rehidratado. Se acompañaba con un poco de negi y de tobiko.
El "Yakitori Don" es básicamente una brocheta de pollo con salsa teriyaki hecha a la brasa y servida con arroz
Aquí venía servido también con algas (nori me parece), katshuobushi, cebolla china y sésamo. Tremendo sabor el del pollo hecho a la brasa que se propagaba a todo el plato, no quedó ni un grano de arroz y eso que lo comimos con palillos.
Y llegamos la Hamburguesa de Wagyu de Ozaki, preparada en el kamado. Para quienes no lo conozcáis el kamado se trata de una especie de horno para cocinar a la brasa con forma más o menos de huevo, de tradición milenaria y que se está empezando a popularizar bastante en los restaurantes, no ya en los de comida japonesa sino en general.
Cualquier parecido con cualquier otra hamburguesa que hayáis comido previamente es pura coincidencia. Sabor potente, delicioso, máxima jugosidad, capaz de emocionar a alguien como yo que no soy un gran amante de la carne roja.
El primero de los postres fue una Mousse de Kinako y frutos rojos
Era la primera vez que probaba el kinako, que es una harina de soja tostada, al contrario que otros productos de soja que he probado, bastante insípidos, esta mousse tenía un sabor excelente y novedoso para mi, la combinación con las dos texturas de frutos rojos lo hacía un postre muy recomendable, ligero y sorprendente.
Y para que los adictos al chocolate no se queden sin su dosis hay un segundo postre que contiene crema de limón y chocolate en diferentes texturas
Una semiesfera de chocolate crujiente, una trufa, mousse, tierra, un salsa...no estaba mal pero es el plato que sobresale y sorprende menos del menú.
En cuanto al servicio de pan y aceite, excelente pan calentado a la brasa con aceite Lágrima de Viver, un reconocidísimo aceite que ha obtenido grandes premios. La relación calidad/precio del menú de mediodía, que es el que os he descrito, es casi imbatible. He de volver próximamente para convencerme de que no ha sido un sueño.
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