Momiji

En la planta inferior del Mercado de Colón de Valencia, que hoy en día ya no es un mercado sino un espacio dedicado a la gastronomía y la restauración, se encuentra este restaurante japonés un tanto peculiar, ya que no tiene un espacio físico separado del resto sino que tanto su barra, en la que se puede comer observando las evoluciones de los cocineros, como las mesas se encuentran integradas en el espacio diáfano desde el que podéis acceder al resto de establecimientos. Cuando llegamos, a eso de las 14:00 horas todavía estaba abierta la selecta pescadería Martin & Mary, la única parada "tradicional" del mercado, a pocos metros su barra de ostras y al fondo la también selecta charcutería Manglano, su "cheese bar" y el restaurante que José Manuel Manglano ostenta junto al gran Josep Quintana, un ambiente de lo más propicio para dejarse llevar en la búsqueda de los placeres gastronómicos. En Momiji (palabra que en Japón designa la coloración rojiza que toman las hojas de los arces en Otoño) decidimos probar el menú de mediodía, que debe su nombre al director de Los Siete Samurais, Sanjuro y la Fortaleza Escondida, entre muchas otras películas, el sin par Akira Kurosawa. Kurosawa para mi evoca noches de filmoteca y tardes de sofá absorto en la particular visión del mundo de éste cineasta, las interpretaciones de Toshiro Mifune, su actor fetiche...pero esto es un blog gastronómico, no de cine, así que dejémonos de batallitas y vamos a lo que nos interesa que es la comida.

El menú comienza con un aperitivo japonés típico, Edamame, las habitas de soja verde, del cual no tengo foto ya que debí despistarme.

En cuanto a las Gyozas debo reconocer que no son mi plato japonés favorito


sin embargo, las que comí en Momiji me gustaron, carne de cerdo tierna y jugosa, crujiente col, y para acompañar una salsa ligeramente picante, muy sabrosas, me habría comido un par más.

El Hosomaki de salmón


con un ligero toque de wasabi, técnicamente muy bien hecho, con el arroz en su punto y con una mayor proporción de salmón que en otros sitios. Muy bueno, quizás habría echado en falta alguna pieza más, algún nigiri, un poco de sashimi, para quitarle un poco de sobriedad al plato y hacerlo más divertido.

El plato principal es un Ramen "de invierno", asi fue como nos lo presentaron


No voy a entrar en sus ingredientes, principalmente porque no los recuerdo con demasiada fiabilidad, el caso es que estaba delicioso, un lomo de cerdo muy especial, el preceptivo huevo "duro", los apetitosos fideos y un caldo de un sabor profundo, picantito, con muchos matices y un punto de melosidad, en parte debido a las manitas de cerdo, uno de los ingredientes empleados en su elaboración. Sin lugar a dudas el ramen es uno de los platos de moda, a mi eso me es indiferente, simplemente me encanta cuando está así de bien hecho.

El postre, un Yogur con azuki, esas pequeñas judías rojas y dulces


fue lo más flojo, no está mal pero el sabor a azuki es tan sutil que apenas se aprecia, especialmente si pensamos en el anko, esa paste dulce de azuki, relleno habitual del daifukumochi, el taiyaki y otros postres japoneses. La textura compacta me gustó, si me lo hubiesen vendido como un yogur sin más me habría satisfecho pero si se etiqueta como yogur de (o con) azuki esperaba mayor presencia de ésta.

Para beber nos decantamos por las dos variedades de cerveza Hitachino de que disponían, una de ellas con Kumquat (también llamado mandarina japonesa o naranja enana) y otra con yuzu.




Ya había probado la cerveza Hitachino anteriormente, con jenjibre en aquella otra ocasión, y sin duda alguna es la mejor cerveza japonesa que conozco, con mucha diferencia sobre el resto. Muy aromática y equilibrada.

Aunque el menú me ha parecido un pelín excaso de cantidad, porque realmente las raciones son bastante pequeñas para un menú corto, lo que tengo claro es que el equipo que comanda Diego Laso realiza una excelente cocina japonesa, con conocimiento, técnica, y sabor, me ha despertado, o más bien me ha reforzado, el deseo de volver y elegir especialidades de la carta, estoy seguro de que disfrutaré de lo lindo. ¿Aún no habéis ido?

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