En este clásico restaurante ubicado en el barrio del mismo nombre el protagonismo sin duda lo tiene el pescado, ya que sólo sirve pescado salvaje de la mejor calidad. En esta época que vivimos en la que en casi todas los cartas encontramos tatakis, tartar de atún, ceviches, etc...platos que me encantan pero que de alguna manera están desplazando a nuestro amplio recetario tradicional de platos de pescado, es muy reconfortante pasarse por un sitio como El Cabanyal donde se sirve una comida tradicional valenciana y española ajena a las modas. Antes de entrar en lo que es la comida en si tengo que comentar algo que me causó sorpresa y desconcierto, se trata de que cuando llegamos nos dieron una carta para que la fuésemos hojeando pero cuando llegó la camarera a tomar nota fue declamando los platos que había ese día, de los cuales casi ninguno coincidía con los que estaban escritos. No me parece mal que la oferta del día se adecúe a los mejores pescados obtenidos en la subasta pero en ese caso, ¿qué sentido tiene mostrar una carta que no tiene nada que ver con la realidad? Me parece una pérdida de tiempo absurda, si alguien del restaurante lee esto sinceramente le estaría agradecido si me lo explicase.
Vamos con los entrantes, el primero Ortiguillas con espárragos de mar.
Me encantan las ortiguillas, cuando son muy frescas y están bien hechas como en este caso, el intenso sabor marino y el contraste entre el exterior crujiente y el interior cremoso, como si fuese una croqueta, es realmente delicioso. En cuanto al espárrago de mar o salicornia, que también me encanta, estaba un poco salado, es un producto que necesita muy poca sal y es fácil pasarse.
El segundo entrante fue un Pulpo al horno con patatas crujientes
de sabor y textura excelentes, con el exterior crujiente, las patatas, hechas con su piel, estaban buenísimas. Transcurrió un tiempo excesivo entre los dos entrantes, el argumento para ello es que al ir a horno necesitaba más tiempo ya que debía hacerse o acabarse en el momento. Resulta plausible pero quizás es algo de lo que se debe avisar.
Como plato de pescado, disfruté dando cuenta del Bacalao desalado a la vizcaína
El bacalao estaba impecable, jugoso, tierno, se separaban las láminas con suma facilidad y la salsa estaba muy buena, un plato al que no hay ningún pero que ponerle.
No podemos decir lo mismo de la Corvina al horno con patatas
al que le penalizaba el exceso de sal. El pescado se notaba que era bueno y estaba bien hecho pero la sal no permitía disfrutarlo, ni tampoco las patatas. Fue cambiado por otra ración de bacalao.
No tengo la sensación de que los postres jueguen un papel preponderante en la oferta de El Cabanyal, en cualquier caso de lo que tenían y para matar un poco el mono de cacao pudimos comer una Tarta de chocolate
que era básicamente una mousse con una base de galleta. Agradable pero no especialmente destacable.
Todo el mundo podemos cometer algún error pero si os gusta el pescado podéis estar seguros de que aquí podréis comer del bueno y preparado por manos experimentadas. Buenos vinos también.
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Vamos con los entrantes, el primero Ortiguillas con espárragos de mar.
Me encantan las ortiguillas, cuando son muy frescas y están bien hechas como en este caso, el intenso sabor marino y el contraste entre el exterior crujiente y el interior cremoso, como si fuese una croqueta, es realmente delicioso. En cuanto al espárrago de mar o salicornia, que también me encanta, estaba un poco salado, es un producto que necesita muy poca sal y es fácil pasarse.
El segundo entrante fue un Pulpo al horno con patatas crujientes
de sabor y textura excelentes, con el exterior crujiente, las patatas, hechas con su piel, estaban buenísimas. Transcurrió un tiempo excesivo entre los dos entrantes, el argumento para ello es que al ir a horno necesitaba más tiempo ya que debía hacerse o acabarse en el momento. Resulta plausible pero quizás es algo de lo que se debe avisar.
Como plato de pescado, disfruté dando cuenta del Bacalao desalado a la vizcaína
El bacalao estaba impecable, jugoso, tierno, se separaban las láminas con suma facilidad y la salsa estaba muy buena, un plato al que no hay ningún pero que ponerle.
No podemos decir lo mismo de la Corvina al horno con patatas
al que le penalizaba el exceso de sal. El pescado se notaba que era bueno y estaba bien hecho pero la sal no permitía disfrutarlo, ni tampoco las patatas. Fue cambiado por otra ración de bacalao.
No tengo la sensación de que los postres jueguen un papel preponderante en la oferta de El Cabanyal, en cualquier caso de lo que tenían y para matar un poco el mono de cacao pudimos comer una Tarta de chocolate
que era básicamente una mousse con una base de galleta. Agradable pero no especialmente destacable.
Todo el mundo podemos cometer algún error pero si os gusta el pescado podéis estar seguros de que aquí podréis comer del bueno y preparado por manos experimentadas. Buenos vinos también.