Imperdible Colón

La visita a este restaurante ubicado junto al Mercado de Colón no nos ha dejado un buen sabor de boca, por diferentes motivos. Generalmente para estos jueves en los que voy a comer con compañeros de trabajo prefiero elegir restaurantes que tengan menú ya que de esta forma generalmente sólo hay que elegir un segundo y un postre y además es una elección individual, lo que simplifica enormemente el proceso. En este caso y aunque la semana anterior yo había visto un menú del día publicado en facebook parece que de forma súbita el restaurante decidió cambiar su política en este sentido, lo cual nos pilló desprevenidos. Si cuando voy a algún sitio a comer o cenar en fin de semana con un grupo de personas ya me resulta exasperante el proceso de elección de los platos, con las dudas y titubeos, las necociaciones, la desidia de los que se dedican a poner objeciones a todo sin proponer nada, etc, cuando uno tiene que volver a sus responsabilidades profesionales en un tiempo razonable esto puede llegar a causar cierta ansiedad. Pero esto no habría pasado de ser una anécdota si el resto hubiese acompañado y sobretodo lo que de verdad importa que es por supuesto la calidad de la comida. Pero no nos anticipemos y vayamos comentando los platos que tras cierto forcejeo decidimos pedir.

Comenzamos con el aperitivo de la casa, un wonton frito con relleno de verduras y con una mayonesa con toque de wasabi


El wonton resultaba algo aceitoso y la verdad es que de sabor no decía nada.

En cuanto a los Erizos gratinados con sabayón de boletus edulis


el sabayón tenía un sabor a boletus bastante interesante pero la verdad es que resulta un acompañamiento demasiado contundente para la delicadeza del erizo, que quedaba prácticamente anulado, además de estar excesivamente cocinado, para mi las yemas de erizo como mejor están son crudas o muy levemente cocidas.  

Esta ensalada Waldorf



me parece impropia de un restaurante con ciertas "aspiraciones gastronómicas", tiras de manzana y una salsa con sabor a yogur. Unos trocitos de manzana y de apio con un poco mayonesa (en esto consistía originariamente la ensalada Waldorf) habría estado mejor.

Mejora el tono con el Huevo a baja temperatura con patata, foie y kikos




suculento, cremoso y apetitoso, y alcanza su punto álgido con los Buñuelos negros de bacalao




que estaban en su punto, muy buenos, los mejores que he probado en cierto tiempo.

Y del gazpacho cremoso con tomatitos cherry rellenos de mojama y almendra, guacamole, crema de queso y gamba



podemos decir que los acompañamientos están bastante buenos pero que al gazpacho en si, aunque resulta fino y agradable, le falta potencia, sabor. Personalmente me gusta además más frío y con un un punto mayor de acidez que en este caso era mínimo. Podría decirse que, al menos en los platos que probamos, parece ser una constante que se repite, sabores bastante neutros, conservadores, suaves, que no excitan demasiado las papilas gustativas de alguien como a mi a quien le gustan los sabores más intensos.

Y llegamos al plato principal que en este caso resulta ser una Fideuá negra con gambitas y sepia




En este tipo de platos como los arroces, fideuás, etc y más en Valencia, el cocinero o cocinera juega con la desventaja de que todos hemos probado buenas, regulares y malas y sabemos como debe ser una buena fideuá, y a esta le faltaba claramente sabor, hubo un consenso total al respecto. Sin duda un fondo más potente habría puesto remedio a esta falta de sapidez, que ni el alioli con toque de albahaca era capaz de paliar. Una decepción importante ya que es un plato con el que se suele acertar.

De postre pudimos probar una Crema tostada de jenjibre con espuma de chocolate



si me sirven una crema de jenjibre creo que es una aspiración lícita y lógica que sepa a jenjibre pero si no hubiese sabido que lo llevaba habría necesitado toda mi concentración para deducirlo ya que el rastro de este rizoma era infinitesimal. La crema era una crema catalana digamos que discreta, en cuanto a la espuma de chocolate un absoluto desastre de sabor y de textura, que parecía (si no lo era) una de estas natas montadas en spray que se venden en los supermercados. Un postre absolutamente fallido, además de una combinación creo que poco acertada.

De lo que ya habéis leído podréis sin duda inferir que la experiencia no fue buena globalmente, a esto podríamos añadir un servicio bastante lento, absurdamente lento a la hora de que nos trajesen la cuenta. ¿Alguno de vosotros ha estado? ¿Que os pareció?


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